miércoles, 25 de febrero de 2009

CoMo JaLaR DeDo en PANAMA, Aporte de un compañero de la letra...


Entre “diablos rojos” y taxis compartidos,
por Felipe Illingworth

Hablando de la seguridad y calidad del transporte público latinoamericano aprovecho para enviar un pequeño pero espero que enriquecedor aporte desde la Ciudad de Panamá donde el transporte público es parte del folklore de este lugar; y antes de crear falsos pensamientos aclaro que los famosos “diablos rojos” no son más que los buses urbanos de uso común entre los panameños; la mayoría de ellos datan de los años 80 y alguna vez sirvieron para el transporte escolar en los Estados Unidos, de hecho muchos de ellos aún conservan el clásico color amarillo y negro con el cartel de “school bus” pintado en ellos; que los autobuses sean modelos de los años 80 no sorprende considerando la “sana” costumbre estadounidense de enviar chatarra u obsolescencias a sus casi-colonias en Centro y Sur América; lo que sorprende sobremanera es que las autoridades competentes no hayan hecho absolutamente nada por darle un toque nacional al asunto con un “colorcito” más original al menos o que alguien se preocupe por borrar los cartelitos de “school bus”; el único castigo para estos remanentes del colonialismo es no ser considerado por los usuarios un auténtico “diablo rojo”.


Los profesionales del volante más osados y originales, en definitiva los más “panameños” optan por convertir sus unidades en verdaderas obras de arte rodantes, los vestigios estadounidenses de la antigua unidad terminan “tapiñados” entre capas de pintura, figuras, frases, y toda clase de artilugios convirtiendo el frío y monótono autobús norteño en un auténtico “diablo rojo” panameño digno de admiración, símbolo de la verdadera latinidad. La transformación incluye el “tunning” del interior, donde se puede encontrar toda clase de santos, fotografías, luces, flashes; los choferes parecen competir entre ellos por ser el más “bacán” de las vías. No existen leyes ni regulaciones que impidan esta “tuneada” masiva, el único límite es el presupuesto del conductor por lo que uno puede encontrarse con unidades que realmente merecen una fotografía; no existe límites para la cantidad de pasajeros tampoco, en horas pico, si te logras “agarrar” de algún lado te embarcas en el viaje.


Con este antecedente, no se podría esperar mayor diferencia con los “taxis”, aunque no llevan la vida del chofer pintada en la carrocería, no existe un color estándar para ellos, de hecho la mayoría utiliza el auto tal como salió del concesionario, el único identificativo es un minúsculo cartel con la palabra “taxi” en la parte superior, aunque a veces ni eso; es muy común encontrarse con “taxis-jeep”, “taxis-camioneta”, “taxi-furgoneta”.


Y retomando el tema de “Como jalar dedo” permítanme contarles que en Panamá tomar un taxi es prácticamente otra forma de “jalar dedo”, por qué? Pues porque un taxista panameño no está al servicio del transeúnte, así como lo oyen, aunque les parezca increíble uno tiene que parar el taxi y preguntarle al conductor si puede llevarte, si por mala suerte tu destino no está en el camino simplemente no te llevan!!..uno termina rogando, por lo que tomar un taxi en la ciudad de Panamá puede fácilmente tomarte media hora.


Finalmente cuando uno logra que algún taxista se apiade de uno se da cuenta de que el taxi no es solo para ti!! Nada que ver, en el camino el conductor puede subir tranquilamente hasta 3 personas más, es decir hasta llenar el cupo de 4 pasajeros; obviamente estos 3 desdichados que llegaron después de ti tienen que adaptarse a tu ruta, ese es el único “privilegio” que tienes al haber tomado el taxi primero.


En fin, particularidades de nuestros países, de este hermoso y único continente, son estas cosas las que nos hacen únicos y especiales; y con las experiencias vividas estoy seguro que el transporte público de Quito así como está, con sus defectos y todo, está entre los mejores del continente sin ninguna duda, lástima que mucha gente no aprecie lo bueno que sí tenemos.

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