lunes, 25 de mayo de 2009

CoMo conocí a un IdOLO de ROCK!!


Muchos de nosotros tenemos varios ídolos o personas importantes a las cuáles admiramos. Tenemos respeto por lo que han hecho en su vida, o porque han tenido un gran impacto en la nuestra. La música es una forma de comunicación sorprendente. Con ella se pueden expresar ideas, sentimientos, reflexiones o mensajes de rebeldía. Para mi un músico es un artista, expresa con su música lo que piensa y siente. La música también te permite transmitir tu inspiración a los demás. Con la música puedes buscar como llegar al corazón de las personas.

Me gusta mucho escuchar música. Creo que soy un fanático de la música ya que me gusta escuchar música desde que me levanto hasta que me duermo. La música me da una sensación de tranquilad. Me permite conectarme con los sentimientos y emociones del artista. Al escuchar música, puedo interpretar la forma en que el artista quiere enviar su mensaje a mis oídos. Creo que al oír música puedo empezar a conocer la personalidad de los cantantes y compositores.

Yo escucho muchos géneros musicales. El reggae me relaja. La música acústica me permite analizar. La música electrónica me hace tripear. El rock despierta la adrenalina que hay en mí. Con el rock empiezo a sentir la emoción en escena y la energía que quiere transmitir el músico o la banda. He asistido a muchos conciertos de rock. En los conciertos de rock la emoción y excitación es tan fuerte, que puedes ver una conexión natural entre el público y los maestros del escenario. En un concierto de rock sientes el vibrar de los instrumentos, la pasión en la voz del cantante y los gritos y emociones diferentes del público asistente.

Hay una banda argentina que me gusta mucho. Catupecu Machu toca una música buenísima. Es increíble la gran emoción que transmiten en escena. –No podes dejar de ir a ver a Catupecu en vivo- me comentó un gran amigo mendocino. Empecé a escuchar cada vez más la música de Catupecu y a interesarme por verlos en vivo. Cuando los vi en concierto fue a lo bestia. Todo lo que me contó mi amigo era cierto. Catupecu le mete una onda buenísima al espectáculo. Uno puede ver cuando la banda realmente le pone ganas a cada presentación. Me gusta cuando el artista se conecta con el público. Es aquí cuando se rompen las barreras de la canción y nos dejamos llevar por la emoción creada en el ambiente.

Me quedé con muchas ganas de volver a ir a un recital de Catupecu Machu. El último concierto que fui fue la presentación de su disco acústico. Disfruté mucho todo el show. Recuerdo que en medio del concierto, el vocalista de la banda dijo –Vamos a hacer un poco de rock-. Los instrumentos empezaron a sonar con más fuerza e interpretaron uno de sus mejores temas en versión electrónica. Creo que fue una gran sorpresa para todos y dió un giro de emoción para el concierto acústico. Ahí supe que tenía que volver a escuchar un concierto eléctrico de Catupecu.

El otro día estaba cenando en Recoleta con unos amigos y mis hermanas. Mis hermanas vinieron recién a visitarme a Buenos Aires. Hemos disfrutado mucho todo lo que esta ciudad nos puede ofrecer y la gran oferta cultural que posee. –En cualquier momento nos podemos encontrar con alguna persona famosa- les dije a mis hermanas. Ellas me escuchaban contentísimas y emocionadas de lo que podía pasar. De repente alcé la mirada y vi a alguien conocido en el restaurante. Creo que por la cara que puse, el resto de personas en la mesa se dieron cuenta que me había emocionado mucho.

-Ese es el man de Catupecu- exclamé de repente. –Catu que- preguntó una de mis hermanas. Les dije que ahí estaba parado el vocalista de Catupecu Machu, la banda que les había contado que me gustaba mucho. –Dale hermano párate a saludar- me dijo una de mis hermanas. –Vamos conmigo y te tomo una foto- me dijo mi vecinita que astutamente tenía su cámara de fotos. Me armé de valor en ese momento y me dirigí a saludar al cantante. Tenía que controlar mi emoción para no hacer el ridículo.

Lo saludé y le pregunté si podían sacarnos una foto. Sentía mucha emoción en ese momento. No podía creer que estaba conociendo al cantante de Catupecu Machu, la banda de rock que a mi me encanta. El cantante era muy buena onda. Aceptó amablemente y nos sacaron la foto. Le comenté que disfrutaba mucho su música y que la hacía escuchar a mis amigos en Ecuador. Nunca pensé que esta frase iba a ser la causante de algo totalmente inesperado.

-Che, vos sos de ecuador?- me dijo emocionado el cantante. Me contó que recién había vuelto de Ecuador de vacaciones con su novia. Ahí fue cuando la conversación entre nosotros empezó a fluir con gran naturalidad. Yo estaba muy contento de conocerlo y el estaba más contento aún por conocer a alguien de Ecuador. Empezamos a charlar sobre diferentes atractivos turísticos que tiene mi país. Me contaba con gran emoción muchos lugares que había visitado y que le habían fascinado. Me sentí en ese momento muy orgulloso de mi país y de todas las maravillas que puede ofrecer. Me dijo que se había hospedado en Quito, donde un amigo Ecuatoriano suyo que vivió en Argentina.

Cuando me mencionó el nombre de su amigo yo me quede sorprendido. Ese nombre se me hacía muy familiar. –Mira que pequeño es el mundo- le dije al cantante. –Tu amigo es hermano de unos panas conocidos míos- mencioné antes de que estallé el en mayor emoción. El no podía creer que todos nos conociéramos. Le mencionó a un amigo que estaba con el, que yo conocía a sus amigos en Ecuador. Me dijo que le gusto tanto el Ecuador y que era un verdadero placer charlar con un ecuatoriano más. Yo no podía creer que además de conocer a un ídolo de rock, estaba teniendo una gran charla sobre mi país y sobre gente conocida.

El cantante me pareció una persona muy humilde. Pude entender que el carisma que mostraba en vivo en el escenario, era una parte muy fuerte de su personalidad. Cuando nos despedimos con un gran abrazo, yo estaba muy contento por conocerlo. El estaba más contento aún por conocer a un quiteño, ciudad que admira tanto y le gusto muchísimo. Creo que cada uno se llevó lo mejor de nuestro inesperado encuentro. Yo disfruto cuando suceden estas casualidades. La verdad nunca pensé que además de conocer a uno de mis ídolos de rock, nos íbamos a hacer panas y charlar de mi país. Uno nunca sabe lo que puede pasar en la vida. El mundo es muy pequeño y a la final las redes de personas son tan fuertes que terminas conociendo a gente que no habías imaginado. El encuentro con el cantante quedo grabado en mi mente. A pesar de ser famoso, es un tipo muy sencillo, cague de risa y que le encanta el Ecuador.

jueves, 14 de mayo de 2009

como me InTrIgUe por las tRiBUS SUBurbanas


El vivir en una gran ciudad despierta tu curiosidad por entender más sobre el porque de las cosas. Algunas cosas pasan por destino, otras por casualidad. Pero algunas cosas nunca llegas a entender, o no te llegan a cerrar como a ti te gustaría. Luego de vivir un tiempo en la Ciudad de Buenos Aires, me di cuenta que habían personajes que emergían de la sombra y querían pertenecer junto a los demás. Pensé talvez que estos grupos de personas querían expresar algún mensaje a la sociedad, o de pronto querían reclamar algo que la sociedad les había quitado. Pero poco a poco empecé a ver a estas personas como gente común que pasa por la ciudad. Fue ahí cuando me intrigué por conocer más a fondo sobre las tribus suburbanas.

Hace un par de años vivía cerca del Ministerio de Educación. Lugar donde uno espera se forjen los pilares y leyes para sacar adelante jóvenes con mayor conocimiento. Pero había un grupo de chicos que vieron a este lugar como un punto clave de encuentro. Recuerdo un día que estaba caminando hacia mi casa cuando vi que delante mió había un grupo gigante de unas 200 personas vestidas de negro. Me intrigó mucho su apariencia. Al principio sentí miedo. Temor a lo desconocido e incertidumbre por como eran capaces de reaccionar estos individuos. Decidí caminar a través de este grupo de personas y fue la primera vez que tuve contacto con los Darks.

Los Darks son una tribu suburbana que muestra una apariencia obscura. Llevan ropas negras, muestran caras pálidas y transmiten cierto mensaje de indiferencia en sus rostros. Siempre que atravesaba las reuniones de Darks los sábados por la tarde, los regresaba a ver con respeto y trataba de entender que le querían decir a la sociedad. Me di cuenta que los Darks son personas totalmente inofensivas y que lo único que hacen es vivir al máximo las costumbres de su sub-realidad. Entre mi pensaba que sentían cierto tipo de interés por los días de lluvia, el silencio, los misterios y la soledad. Pero tengo que animarme a volver un día y preguntarles que es lo que realmente piensan y quieren expresar. Siempre he tratado de evitar el generar un estereotipo sobre alguien que no conozco. Creo que uno debe tener la habilidad de aprender a escuchar.

Hay también otra tribu suburbana muy parecida a los Darks. Se visten de negro, pero transmiten en sus rostros un sentimiento de indiferencia y tristeza por el pasar del tiempo. Se hacen llamar Emos. No llego a entender el porque de su descontento y que es lo que les molesta de la sociedad. Hasta ahora pienso que son un tipo particular de Darks, pero de igual manera necesito adentrarme un poco más y conocerlos. Quiero saber que piensan los Emos y cuál es su mensaje. Por un tiempo pensé que los Darks eran la tribu suburbana más grande y notoria de la ciudad de la furia. Pero talvez me equivoqué. Un día me di cuenta que había otra tribu de jóvenes que mostraban una apariencia totalmente opuesta a los Emos y Darks. Tenían largos flequillos expuestos a un lado de su cara. Vestían ropas con colores fluorescentes muy llamativas. Usaban parches y pañuelos con colores eléctricos que los resaltaban entre los demás. Se hacían llamar Floggers y se mostraban así mismos, como cualquier chico común.

Los Floggers son una tribu suburbana que se caracteriza por dedicar gran parte de su tiempo a los Foto Logs. Hay algunos Floggers que se han hecho famosos por publicar su vida entera en el Internet. Creo que la censura y el pudor es algo que no les preocupa mucho cuando comparten sus íntimas experiencias y emociones. Los Floggers son una tribu suburbana que ha desarrollado una fuerte iniciativa comercial en la sociedad. Se visten con cierto tipo colorido de ropa, escuchan una música pop desafiante e incluso han desarrollado pasos de baile propios. He visto varias ocasiones en la televisión que invitan a los Floggers para que cuenten sus experiencias y enseñen como bailar “El pasito Flogger”. Paso de baile polémico que se mueve al son de bandas poperas como Miranda.

En Argentina, a la Flogger más famosa se le conoce por el nombre de Cumbio. Ella cuenta su vida y sus experiencias en la subcultura Flogger con una gran apertura. –No soy lesbiana, pero me gustan las mujeres- decía Cumbio en una entrevista de televisión. –Simplemente soy una chica común- era el único mensaje que quería transmitir. Cumbio ha tenido un gran reconocimiento en los medios de comunicación. Pienso que este poder que la sociedad le ha dado, le ha servido para persuadir a otros jóvenes para adentrarse en la subcultura Flogger. Contar tu vida a los demás por el Internet, es algo común que lo hace todo el mundo.

Lamentablemente los Floggers no son tan bien vistos por el resto de tribus suburbanas. Los Floggers se reúnen generalmente afuera de algunos shoppings durante las tardes de los fines de semana. Ha habido algunos casos de violencia contra diversos grupos de Floggers. Escuché una vez que los Cumbieros intentaron agredir a los Floggers afuera del Abasto. Pero si son simplemente chicos comunes, no entiendo porque se desatan grandes ataques de violencia contra ellos. –Los Floggers chetos de San Isidro no son Floggers auténticos- escuche decir una vez en el shopping Unicenter. Parece que los verdaderos Floggers son solo los que se reúnen afuera del shopping Abasto. Hay rumores que Cumbio sabe estar por ahí. No he tenido la oportunidad de verla cerca de sus seguidores Floggers, pero estoy conciente que los Floggers sienten mucho respecto y admiración por su líder.

Cuando uno va caminando por las calles de Buenos Aires está expuesto a todo tipo de personajes que suelen transitar por ahí. Floggers, Darks, Emos, Cumbieros, Rockabillies, Punkeros, son varias tribus suburbanas que rondan esta fascinante ciudad. Yo sabía que aquí iba a ver gente de todo tipo y de varias nacionalidades. Ahora aprendí que hay personas que tienen una convicción de pertenencia muy marcada a sus tribus suburbanas. Es importante no prejuzgar a estos grupos de personas. Hay que tener la mente abierta y conocer un poco más de cada uno de ellos para llegar a respetarlos. Algo de cierto tiene lo que dice Cumbio. Tanto los Floggers como las otras tribus suburbanas son chicos comunes, tratan de convencer a la sociedad de la normalidad de sus prácticas particulares. Este es un componente clave para que encajen frente a los ojos de los demás. Talvez si no supiéramos que se denominan Floggers y que llevan esos estilos de vida, su simple apariencia no llamaría nuestra atención. Pensaríamos que solo son chicos que buscan pertenecer a la sociedad.

martes, 12 de mayo de 2009

COMO ReToRnE a la pIsTa de CARRERAS!!


Siempre me he sentido atraído por la velocidad. Es una sensación muy desafiante que te da cierto poder. La adrenalina que despierta la velocidad, alimenta tu ego por querer cada vez más. Cuando corres una carrera estas totalmente enfocado en cuál va a ser tu próxima maniobra y como hacer todo lo posible para evitar un accidente. Nunca he tenido un accidente que haya sido por mi culpa. Pero la emoción vibrante de una pista de carreras te hace pensar, que el pavimento en cualquier momento te puede llegar a traicionar.

Disfruto mucho al conducir un auto. Cuando vas manejando por la ruta tienes la cabeza enfocada en el camino. Es una sensación de relax el disfrutar la brisa de la velocidad. Claro está que hay profesionales al volante que no tienen la mínima conciencia para conducir, pero ese es un tema para otra oportunidad. En una autopista con muchas curvas, disfrutas aun más al virar el volante y sentir que puedes controlar tu destino sobre ruedas. Pero cuando tienes la oportunidad de manejar un Go-kart, estas expuesto a muchas sensaciones diferentes.

El otro día salimos de paseo con mi grupo de panas por el fin de semana. Buscamos un lugar chévere para aprovechar al máximo nuestro tiempo juntos. Pensamos que una buena distracción era ir a un kartódromo para correr unas carreritas. Estábamos muy entusiasmados por subirnos a los Go-karts, sentarnos tras el volante y desafiar al máximo la velocidad. Queríamos divertirnos muchísimo aquella tarde en la pista de carreras.

Mientras los organizadores preparaban la carrera e ubicaban a los participantes, nos sentamos con mis amigos a tomar una gaseosa y platicar un rato. Cada uno salía con un chiste cada vez mejor, se sentía que los ánimos por subirnos a la pista iban cada vez en aumento. Tengo un buen amigo que no le gusta mucho manejar. Creo que no disfruta tanto la velocidad y todos los riesgos que implica el estar trás el volante. Nos contó una historia que en ese momento despertó mucha gracia, pero empezó también a calentar los ánimos de aquel lugar.

La última vez que yo corrí en Go-karts fue hace unos 10 años atrás. Es algo que me gusta mucho hacer y siempre he querido tener la oportunidad de volver a correr. -Nunca me había chocado en mi vida- empezó relatando mi amigo. –Pero ayer me choqué dos veces- decía mi amigo, mientras le escuchábamos incrédulos. Un par de risas estallaron entre los muchachos. Escuchábamos con mucha atención a la historia de mi amigo y pensábamos que la mala suerte definitivamente estaba de su lado. Esto creó un ambiente de sano humor antes de empezar la carrera.

Cuando los grupos ya estaban definidos, los participantes agarraron sus cascos y tomaron sus lugares correspondientes. Comencé a sentir el volante y los pedales para volverme a familiarizar. Puse mi mente en blanco y empecé a escuchar con atención el sonido del motor. El pana de la pista de carreras estaban por agitar la bandera para que estallé la largada inicial. Los motores empezaron a sonar con más fuerza y los Go-karts empezaron a salir uno tras otro.

Yo salí último y empecé a sentir la velocidad de mi Go-kart poco a poco. Era una sensación diferente, me gustaba sentirme con las manos al volante y capaz de impulsarme a una gran velocidad. Mientras recorría la pista de carreras, escuchaba las risas y comentarios de mis amigos expectadores. –Parece que este pana se vino a pasear- escuchaba bromear a los muchachos. Pero yo iba felizote, sintiendo la velocidad con calma hasta sentirme seguro de expulsar la adrenalina de mi coche. No obtuve los mejores resultados en mi primera carrera de familiarización, pero estaba seguro que en mi segunda carrera iba a demostrar un mejor papel. Tenía que sorprender a los chicos de alguna forma.

Cuando llegó el momento de volver a los coches, yo ya me sentía mucho más canchero y estaba seguro que los resultados iban a cambiar. Me senté en el Go-kart y mientras escuchaba rugir al motor, estaba pensando en cuál iba a ser mi estrategia en el recorrido para tomar las curvas y no perder velocidad. Tenía que hacer lo imposible para no dejarme rebasar. La carrera comenzó con la máxima emoción posible. Cada uno de los chicos aceleraba su Go-kart y tenía todas las ganas de volar sobre el pavimento. Empecé a acelerar con fuerza y trataba de hacerme lugar entre el grupo de guerreros que buscaban destacar. Había una curva muy cerrada cerca del final del recorrido, me di cuenta que si tomaba la curva bien abierto, lograba derrapar y agarrar la curva sin perder velocidad. El controlar altas revoluciones, me daba una sensación de seguridad en cada una de mis maniobras.

Empecé a escuchar el fuerte ruido de un motor. Había un Go-kart que se aproximaba hacia mí. Voltié la cabeza y vi que uno de mis amigos se disponía a rebasarme por el lado derecho antes de entrar a la curva. –Este pana esta loco- pensaba dentro de mí. –No se como va a lograr rebasarme por ahí- quería gritar a todo el mundo a mi alrededor. De repente vi que el rufián al volante tenía toda la decisión para realizar su maniobra. Yo viré el Go-kart bruscamente para dejarle pasar. Pero el Go-kart de mi amigo nunca viró por el lado derecho de la curva. El no podía disminuir la velocidad y yo sabía que algo malo podía pasar.

Mientras completaba la curva, vi que el auto de mi amigo se fue derecho y se estrelló contra la pared de neumáticos. Tuve la intención de parar, pero el resto de los autos venían y yo podía causar una gran colisión. Decidí dar la vuelta a la pista rápidamente, para así regresar a ver a mi amigo. Afortunadamente, no puedes volcarte en un Go-kart y el impacto contra la muralla de neumáticos fue algo menor. Vi que uno de los panas del establecimiento estaba ayudando a mi amigo y que ya le estaban trayendo otro Go-kart. Ese momento sentí un gran alivio porque sabía que no le había pasado nada a mi pana. La carrera tenía que continuar.

Yo seguí dándole a full al acelerador. Sentía como me tiraba cada una de las curvas. Cuando sentía el derrapar de los neumáticos, disfrutaba la adrenalina por entrar y salir de cada curva. Llegué al final de la carrera en un tercer puesto. Mejoré notablemente mi desempeño en la pista de carreras y pude convencer a mis amigos que no estaba disfrutando de un paseo dominguero familiar.
Desafortunadamente se había cortado el cable del freno del Go-kart de mi amigo y no pudo controlar la curva final. De ley nos vamos a acordar, el gran susto que nos llevamos todos en ese momento. Pero la emoción de vivir la velocidad y disfrutar un momento tan chévere entre amigos es algo que va a quedar guardado en nosotros.

Cuando vas manejando, sientes un gran poder al saber que eres el señor del volante. Debes estar consciente que ese poder, lleva consigo una gran responsabilidad. Cuando estas corriendo carreras en una pista de Go-karts te mueres de la risa con la velocidad, pero cuando estas manejando un auto es algo que debes aprender a controlar. Tienes que estar muy atento a tu camino, pero tienes que estar más despierto por las imprudencias que los demás podrían cometer. No vaya a ser que por mala suerte, alguien que se haya chocado dos veces en el mismo día, se avecine hacia ti.

domingo, 3 de mayo de 2009

como FUI VICTIMA de un rumor de la GRIPE


Siempre me atrajo viajar en tren. Vengo de una ciudad donde el tren no existe y donde no es considerado parte del servicio de transporte público. Ahora que vivo en una ciudad inmensa, viajar en tren es algo muy común entre mis actividades diarias. Viajar en tren es algo muy fascinante y divertido. Puedes ser testigo de diversos episodios cotidianos en la vida de las personas. Cuando viajas en tren también estas expuesto a ser víctima de un vendedor ambulante o ser el que dirán de un grupo de señoras distinguidas de la sociedad.

He viajado últimamente con mucha frecuencia en tren a la zona sur de la provincia de Buenos Aires. El tren es un medio de transporte masivo que traslada a gente de todo tipo a diversos destinos. Es divertido porque ves gente con las miradas dispersas pensando en su destino, meditando que hacer con su tiempo hasta llegar o tratando de ver lo que hace la persona de a lado. En fin, cada pasajero del tren busca su forma de entretenimiento preferida para aligerar el tiempo de viaje.

Los vendedores ambulantes son personajes del día a día, caracterizan los trenes que van fuera de la capital. Su creatividad llega a niveles nunca antes vistos. Pero creo que lo que más me llama la atención sobre ellos, es el talento que tienen para tratar de venderte cualquier cosa. He escuchado que tratan de ofrecerme desde el último estilo en medias, colonias que te garantizan una conquista amorosa, tónicos mágicos para lustrar tus zapatos y las últimas colecciones de la música del momento.

El otro día vi un hábil vendedor ambulante que subía muy canchero al tren. Tenía sus zapatos bien lustrados, la camisa casi planchada y pelo bien peinado con agua fresca. Presentaba una apariencia parecida a un profesor de dibujo técnico de la secundaria. Pero pude ver en su mirada que este hombre iba a transmitir un mensaje diferente. Sacó de repente un equipo de sonido portátil y yo estaba seguro de que la oferta que nos iba a contar iba a ser irresistible. Empezó a sonar una música romántica a todo volumen en el tren. El hombre no decía una sola palabra, pero continuaba cambiado las diversas canciones de la colección rompecorazones.

Fue muy cómico ya que estuvo como cinco minutos abrazado de su rockola andante, sino decir una sola palabra. Cuando captó la atención de todos lo que estaban a su alrededor, empezó con el clásico discurso de vendedor ambulante. –Señores, disculpen que les quite dos minutos de su tiempo- decía el hombre. –Pero lo que les vengo a ofrecer, puede dar un giro importante en sus vidas- coreaba sin cesar. – Tengo por cinco pesos la colección cortavenas de Marco Antonio Solís- decía mientras regresaba a mirar a su alrededor. Hubo mucha gente que tiro un par de carcajadas al ambiente. Otros que ni se preocupaban en verle porque estaban hartos de que un extraño les venga a fastidiar. Yo empecé a escucharlo con mucha atención, admirando la capacidad del hombre por improvisar con cualquier frase para realizar su venta.

Continuaba leyendo mi libro, cuando en la segunda parada del viaje subieron dos chicas que iban a marcar mi suerte en ese día. Creo que ellas fuera las últimas afortunadas que pudieron adquirir la promoción de perfumes que ofrecían los vendedores ambulantes que merodeaban el ingreso a la estación. Dos frascos de perfume por 10 pesos, era una oferta que nadie podía resistir. Era un producto que garantizaba que toda persona que se te acercase, notase el aroma característico y sensual que desprendías. No se si estas chicas estaban viajando en tren para dirigirse a una entrevista de trabajo y causar la mejor impresión. De pronto estaban viajando a un encuentro amoroso oportuno de medio día. Pero lo que estaba claro en el momento, era que estas chicas querían hacerse notar.

Estaba tan enganchado con la historia de mi libro que decidí no levantar mi cabeza para ver la apariencia de estas dos mujeres. Pero lamentablemente pude percibir al instante el fuerte aroma que emanaba su perfume de cinco pesos. En ese momento me agarró un ataque de alergia y estaba seguro que las consecuencias no iban a ser muy amigables. Empecé a estornudar con fuerza y se me empezó a congestionar la nariz. Yo estaba conciente de que la gente del tren es muy preocupada por el de alado, por lo que quería pasar de lo más desapercibido. Pero el olor a perfume de Paris de Avellaneda que emanaban estas chicas, me estaba produciendo una alergia incontrolable. Creo que las señoritas se dieron cuenta, que su perfume tenía un efecto letal en los hombres. Pero estoy convencido que a las personas que más les llamó la atención el suceso, fue a un grupo de señoras que estaban alrededor. Pensé que lo último que me faltaba en ese día era protagonizar un escándalo a plena luz del día.

Siempre me ha caído mal la gente chismosa y las personas que se meten en los asuntos que no le competen. Estas señoras me quedaron viendo y al cruzar miradas me di cuenta de que estaba ante el jurado incriminador del tren. –Tiene una gripe muy fuerte- empezaron a gritar las distinguidas damas. –Abran las ventanas que puede ser contagioso- coreaban incitando el pánico del resto de pasajeros. La gente hoy en día esta muy nerviosa y triqueada por la gripe porcina, así que ante cualquier posibilidad de sospecha están muy sensibles para reaccionar. El resto de pasajeros del tren, empezó a alarmarse y decidió alejarse de mí. No podía creer que me había convertido en víctima de un ataque de la chismería.

En ese momento me levanté y me dirigí al grupo de mironas. –Discúlpenme señoras, pero lo único que tengo es alergia- reclamaba, haciéndome notar. -Por favor alcánceme un pañuelo desechable, para dejar de estornudar- trataba de decirles para mantener la calma en el lugar. Afortunadamente, las zorrillas olorosas de Avellaneda, se dieron cuenta primero que eran las causantes de todo el escándalo que se desató. Descendieron en la siguiente estación, tratando de pasar de lo más desapercibidas. Una samaritana que viajaba cerca, me alcanzó un pañuelo desechable y pude calmar mi ataque de alergia. La gente se empezó a calmar, pero las señoras del jurado no quitaban sus ojos de chisme de mí.

Luego de que se normalizaron los ánimos y el resto de pasajeros volvieron a sus distracciones del viaje, el episodio vivido en el tren ese día me causo mucha gracia. Un vendedor ambulante se aproximaba a ofrecer los últimos temas de reggaeton del año que toda persona en onda debía escuchar. Parecía que las cosas volvían a su normalidad.
La gente hoy en día está muy nerviosa por la epidemia de gripe porcina. Creo que uno en estos casos debe mantener la calma al máximo y ser precavido, pero estoy convencido que el pánico y la desesperación ocasionan que las cosas se vayan fuera de control. Pero de lo que estoy totalmente consciente, es que uno debe cuidarse de las viejas chismosas que van en los trenes, ya que uno nunca sabe en que lo pueden embullar. Ahora también se que la próxima vez que quiera regalar un perfume, definitivamente voy a gastar un poco más de cinco pesos.