martes, 30 de junio de 2009

cOmO DISFRUTE lA mEjOR COMIDA del MuNDo!!

Hay algunas veces en que me pongo a pensar todo lo que significa estar lejos de mi país. Hay ciertas cosas a las que tuve que renunciar, pero esto me permite estar más abierto a los retos y nuevas oportunidades. Ahí es cuando me doy cuenta del por que de mis acciones. Saber valorar todo lo nuevo que puedo aprender, conocerme más y creer en mi mismo. Siempre me he sentido adaptable a un nuevo lugar y su gente. Pero cuando me detengo a pensar todo esto, me pongo muy contento. Tengo muy claro quien soy, de donde vengo y todo lo que valoro, para convertirme en el hombre que soy. Un ecuatoriano muy consiente de su esencia y de su identidad cultural.

Cuando estoy caminando por Buenos Aires me doy cuenta que es una ciudad muy diferente a la mía. No tiene las montañas ni la herencia colonial de Quito. Pero Buenos Aire me ofrece un aire diferente. Si miras con atención te puedas dar cuenta de muchas cosas. Hay unos peatones más creativos que otros. Creo que mucho de ellos se sienten uno más entre la masa. Pero yo me siento diferente, voy tranquilo, viviendo el día a día y aprovechando todo lo que esta ciudad cosmopolita me puede ofrecer. En Buenos Aires acontecen muchas cosas, no entiendes como pasan muchas de ellas, pero sin embargo suceden. Es importante estar consciente y saber reaccionar a tiempo.

Siento que me he adaptado con mucha facilidad a la comida argentina. Creo que soy el fanático número 46’000.001 de los famosos asados. Hay algunas costumbres argentinas que no me cierran del todo. ¿Por que cuando pides una milanesa con puré, te ponen la mitad de la vaca en el plato? ¿Por qué consideran a las empanadas como una fuente nutritiva de alimento diario? ¿Por que no disfrutan tanto del arroz blanco, con todas las comidas, en todas las combinaciones posibles como en el Ecuador? Creo va a ser muy difícil encontrar una respuesta. Por eso es mejor disfrutar la comida y no ponerle "peros", ni compararla con otros tipos de costumbres.

He recorrido mucho Buenos Aires. Creo que conozco lugares que no pensé que existían. Pero en todo el tiempo que he vivido en la ciudad de la furia, nunca me pude topar con un restaurante de comida ecuatoriana. No podía creer que una ciudad tan grande, donde viven personas de tantas nacionalidades, no pueda brindarme una oferta gastronómica de mi país. Si hay tantos ecuatorianos en Argentina, ¿por que no puedo encontrar ni un solo restaurante que ofrezca la comida que tanto me gusta? Ahí fue cuando me di cuenta, que debía recurrir a técnicas alternativas para encontrar lo que estaba buscando.

Me puse a reflexionar sobre la idiosincrasia de mi gente. En Ecuador se mueven mucho los rumores, los consejos de tus conocidos y la famosa publicidad de boca en boca. Talvez otros ecuatorianos que viven en Buenos Aires, me podrían decir donde está escondido este paraíso gastronómico. Pero muchos de mis amigos y yo, terminamos la universidad hace un par de años y estamos desconectados de los círculos de estudiantes. -Debe haber alguna otra forma de averiguar algo- pensé dentro de mí. A veces te llegas a sorprender de lo distraídas que pueden ser las personas. Tengo un amigo gringo buenaza gente que habla super bien el español. Nunca me imaginé que el iba a ser la fuente casi precisa de la información.

Un día me contó que tenía muchos amigos ecuatorianos en su maestría. Entre mi estaba cagado de la risa, me ponía muy contento que un gringo tenga acento ecuatoriano cuando habla en español. Me contó felizote que comió una de las comidas más ricas que ha probado. -Este gringo es a lo bestia- pensé mientras se me iluminaban los ojos. Me paso la dirección que yo tanto estaba buscando, "Ecuador 787". Las próximas fechas importantes en mi cabeza me dieron una gran idea. Que mejor que almorzar comida ecuatoriana en Buenos Aires el día de mi cumpleaños, lo mejor que me podía pasar.

El día de mi cumpleaños me levanté muy contento. Sabía que iba a ser un grandioso día y ya estaba disfrutando de tan rico manjar. -En el almuerzo de hoy me voy a comer toditito- le dije a mi vecinita mientras nos disponíamos a salir. Ella notaba mi cara de felicidad y estaba muy entusiasmada por degustar la comida de mi patria. Cuando revise la dirección me cagué de la risa, no podía creer que me dirigía a un restaurante ecuatoriano localizado en la calle Ecuador. Todo apuntaba a que iba a ser un día perfecto, pero cuando llegamos a la dirección prevista, solo vimos una casa vieja con las puertas cerradas.

Yo esperaba ver letreros con fotos que se me hicieran conocidas, un menú de comida típica en la entrada o una mansita que me diga “pase pase vea”. Pregunté al dueño de la ferretería de enfrente y me dijo que golpee fuerte, que ahí si funciona un restaurante. A mi vecinita y a mi nos parecía tan raro, no había ninguna indicación de que ahí ofrecían comida. Al no tener respuesta, me acerqué a preguntarle al pana de la verdulería. -Tenes que forzar la puerta para poder entrar, a veces se traba viste- me dijo el chico. Empecé a empujar la puerta con fuerza, pero no se movía ni un poquito, peor abrirse, entre mí pensaba donde diablos me estoy metiendo.

Luego de varios intentos por entrar al lugar, me desistí del plan para ese día. Me parecía muy raro, es un lugar que toda la gente del barrio conoce, pero parece cualquier cosa menos restaurante. ¿Estaba inrrumpiendo en un negocio clandestino? ¿Será que solo ofrecen comida los fines de semana? De pronto es una familia del Ecuador que cocina comida típica y no quieren que un loco tumbe la puerta, por entrar a comer. No podía dejarme vencer, el domingo de ley tienen que abrir. Así que decidí calmarme y almorzar un asado de contención. Era el día de mi cumpleaños, tenía que pasar cheverazo, ya habrá otro día para regresar.

Esperaba muy ansioso el día domingo. No sabía que me iba a encontrar si la puerta se abría. Me despertaba mucha curiosidad saber que pasaba en aquella dirección. Ese día no había ruido alguno y permanecía la misma casa antigua. Pero cuando empujé la puerta esta vez, se abrió de par en par. La gente me miraba con cara de “a este loco que le pasa”. Tenía tanta emoción que parecía que había perdido algo y que lo había vuelto a encontrar. Me senté en la mesa y pedí un plato de patacones con una cerveza bien fría. Nada mejor para relajar los ánimos. A mi vecinita le encantó la comida ecuatoriana, solo que se quedó muy llena. Creo que no le advertí que además de que le ponemos arroz a todo, siempre es una porción gigante.

Me acerqué a la barra a saludar al dueño. Le conté que era ecuatoriano y que estaba muy contento de haber encontrado finalmente el lugar. Le pregunté por que diablos no pone un letrero grande en la entrada y por que genera tanto misterio para dar con el local. Me dijo que está terminando de remodelar el restaurante, que no hace falta llamar la atención desde afuera. El negocio se mueve y se llena por ecuatorianos que se enteran y pasan la voz. Me contó que le daba mucho gusto que yo haya llegado y que podía sentirme como en casa.


No quería indagar mucho sobre la historia del lugar, yo todavía desconfiaba del misterio que tuve que resolver para comer mi plato de arroz con corvina, menestra y patacones. Que rico que estuvo, me hacía mucha falta comer la comida tricolor. Por un momento cerré los ojos, me imaginé que estaba almorzando en un restaurante en Ecuador, pero las ganas de tomarme unos mates, me hicieron reaccionar y disfrutar la magia del momento. Estaba comiendo la mejor comida del mundo en Argentina, era algo que siempre quise hacer y es una sensación que definitivamente quiero que vuelva a suceder.

martes, 23 de junio de 2009

cOmo casi me QUEDO sin cABEzA!!

¿Será verdad eso que dicen que los gatos tienen 9 vidas? Yo he pasado por muchos pequeños sustos en mi vida. No soy un gato, pero digamos que he sido una persona muy afortunada, o muy desafortunada. Me he salvado de unas que ni pensé que me iban a pasar. También me he salvado de unas 2 veces, pero eso ya es demasiada coincidencia. Lo que he aprendido de todas estas situaciones, es mirarlas por el lado positivo, cagarme de risa un rato y estar más precavido para que no vuelvan a sucederme.

Me gusta mucho viajar. He viajado a varios lugares en el mundo. Siempre pienso más de 2 veces sobre cuál es el medio de transporte más adecuado para mí. Me encanta viajar en avión. Prefiero no viajar en buses de larga distancia por razones obvias. Pero cuando tengo la oportunidad de viajar en auto, disfruto mucho de un paseo por la ruta entre amigos. Los argentinos tienen una costumbre para viajes de larga distancia que me llama mucho la atención. Es muy importante para ellos tomar mate siempre que viajas en la ruta. El mate, el eterno compañero de viaje. Me pareció cheverazo que en las estaciones de servicio tienen unas máquinas expendedoras de agua caliente para el mate. La primera vez que las usé pensé que era la cosa más bacán y práctica para un viaje. Cada vez que me tomo unos mates me acuerdo de varias anécdotas en la ruta.

En Ecuador no se toma mate cuando viajas por la ruta. Pienso que sería muy interesante adaptar el mate para el camino. Te mantiene despierto, atento a la vía y te permite compartir un momento agradable con tus compañeros de viaje. Cuando vas por la carretera en Ecuador, haces otras cosas para matar el tiempo de recorrido. Las señales de tránsito son un personaje importante en las historias de viaje. Siempre buscan destacar en el tema de la historia, pero pienso que no todo el mundo les paramos bola. No se diga de los límites de velocidad. He visto muchos letreros que te indican el límite de velocidad en las carreteras del Ecuador, pero no he visto que muchos conductores les brinden el respeto que se merecen. En mi país hay muchos chóferes imprudentes, algunos manejan su propio límite de velocidad en base a las curvas que se presentan en el camino. Lamentablemente no todos podemos tener el mismo control sobre el volante.

Cuando haces un viaje a la costa vas muy emocionado por la adrenalina de la velocidad. Estamos hablando de largas carreteras, debidamente señalizadas, donde puedes manejar a altas velocidades. Hay algunos baches, huecos o cráteres en el camino. Pero eso es un tema a tratar en otra oportunidad. Lo que si es cierto, es que a la mayoría de las personas que viajan a la costa les gusta manejar muy rápido. No se si sienten que es algo normal. Talvez piensan que necesitan llegar más rápido a su destino. Simplemente puede ser que se dejen llevar, porque su cabeza esta inmersa en la ruta y en todo lo que esta les puede ofrecer. Uno siempre está expuesto a tantas cosas y lo mejor de todo es que nunca sabes cuando pueden suceder.

Hace un par de años fuimos con mi mejor amigo de vacaciones a la playa. Nos encantaba ir a la playa en Ecuador porque significaba desconectarse totalmente de la vida en la ciudad. Bajar desde la montaña a la costa era muy chévere. Tenias que enfrentarte a muchas curvas que te daban la bienvenida. Hay que ponerse a pensar que el rendimiento del motor mejora cuando bajas de la altura. En la costa el motor está más canchero, alcanzas más revoluciones que te permiten más potencia y velocidad. Pasamos cheverazo con mi amigo en la playa. No queríamos que el tiempo pase tan rápido y queríamos disfrutar más, antes de volver a la ciudad. En el viaje de vuelta veníamos contentos. Estábamos charlando de muchas anécdotas divertidas que vivimos en la playa.

Pienso que mi amigo es un buen conductor. Tiene buenos reflejos, conduce a una velocidad prudente y es consciente cuando tiene otras vidas bajo su responsabilidad. Cuando viajo con el, me siento seguro y se que mi vida no corre peligro. No le gusta correr carreras con otros autos que pasan cerca de el. No es como los bestias de los conductores de buses de la costa. Ese día veníamos escuchando música y comentando sobre nuestro tiempo de vacaciones. El paisaje estaba bonito. El clima estaba rico y había un fuerte sol que alumbraba nuestro camino rumbo a la montaña. Las carreteras de la costa son rectas y muy largas. Íbamos a la alta velocidad que nos ofrecía el camino.

Estábamos en plena conversación y con buena música de fondo, cuando escuché un ruido muy fuerte. -No puede ser que algo me sucede en el viaje de regreso- pensaba dentro de mí. Sentí un poco de miedo en ese momento, me costaba abrir los ojos y ver lo que podía pasar. Estaba cubriéndome la cara, cuando empecé a escuchar unas carcajadas muy fuertes. Sabía que mi amigo se estaba cagando de risa por algo, pero no sabía porque. No podía entender porque se reía tanto, que fue lo que le causo tanta gracia. Cuando de pronto empecé a entender todo. Un par de plumas empezaron a caer sobre mí. –Es increíble que solo a mi me sucedan estas cosas- le dije a mi amigo. El tipo se reía cada vez con más fuerza y yo solo podía ver que las plumas seguían volando dentro del auto. Me di cuenta que fui víctima de un ataque personalizado de un pájaro kamikaze.

Yo viajaba en el asiento del pasajero con la ventana abierta. Iba tan contento en el viaje de vuelta, solo disfrutaba la charla con mi amigo y lo que el viaje me ofrecía. Nunca pensé que un animal volador que andaba por ahí iba a cambiar mi suerte ese día. No me pude imaginar, que una simple ave me iba a dar un terrible susto esa tarde. No sabía que un pájaro iba a ser el compinche de mi amigo. Pero lamentablemente el desgraciado animal fue el productor ejecutivo del teletón que más risas ha recaudado en la historia. Nunca pude entender, porque el pájaro decidió venir con todas sus fuerzas y estrellarse con el marco de la ventana de mi puerta. ¿Que le hice yo a la pobre bestia para que venga con tanta agresividad hacia mi? -Maldito pájaro, casi me sacas la cabeza- quería gritar como loco sin parar.

Mi amigo trataba de reanudar la conversación, pero se acordaba del incidente, de las plumas volando sobre mí y de mi cara de no saber que pasaba. Esto le causaba más gracia y continuaba riéndose del episodio ocurrido. Desde ese entonces no he vuelto a viajar en auto con la ventana abierta de par en par. Disfruto bastante de todo lo que el aire acondicionado me puede llegar a ofrecer. Me he puesto a pensar que las cosas me pasan por algo. Talvez tengo que ser más precavido cuando viajo en auto. De pronto tengo que andar yo siempre al volante para que no me pasen estas cosas. He sufrido muchos accidentes e incidentes cuando viajo en carretera, pero realmente ninguno ha sido culpa mía. Nunca supe que les hice yo a los conductores de buses para que atenten contra mi vida. Pero definitivamente se, que lo que les hice fue nada comparado al espíritu de venganza del condenado bicho emplumado.

martes, 16 de junio de 2009

como QUISIERA ser un GuErrErO ECUATORIANO!!

Cada vez que hay un partido de fútbol de la selección del Ecuador el país entero está de fiesta. Todos están expectantes al resultado final y a la emoción que va a explotar dentro de la cancha. Cuando sales a la calle ese día, ves como la gente viste camisetas amarillas. Cuelgan banderas tricolores para alentar a su selección. Piensas que ese día todos nosotros nos sentimos más ecuatorianos. Pero hay poca gente que se detiene por un momento a pensar. ¿Quienes realmente son los guerreros de la selección? ¿De donde vienen sus poderes y habilidades para ser campeones? Pero si te pones a reflexionar, son solo gente común. Solo que se esfuerzan con toda su alma para dar un paso adelante por todo el país.

La selección ecuatoriana de fútbol despierta muchos hinchas y seguidores a lo largo de todo el mundo. Por más ecuatoriano que seas, si estas viendo un partido de tu país fuera de casa, vas a alentar como loco a tu selección. Siempre vas a estar pendiente de cuando juega tu selección, vestir tu camiseta amarilla o aferrarte fuerte a la bandera tricolor que llevas adentro. Siempre piensas que cada partido se va a jugar mejor. Que vamos a cosechar más triunfos y alegrías para el pueblo Ecuatoriano. Muchos de los mejores jugadores de fútbol de mi país son de raza afro americana. Son ecuatorianos que se pusieron la camiseta tricolor desde jóvenes y dan todo lo mejor de si por lucirla frente a los demás. Son los guerreros del Ecuador que luchan cada batalla con todas las fuerzas que tienen. Con la ambición de hacer un cambio importante por su patria y su gente. “Mis Negritos Ecuatorianos Bellos” nos hacen sentir capaces de cumplir cualquier sueño. Son personas que nos hacen sentir con más fuerza, el orgullo por haber nacido en este lindo país.

Muchos de “Mis Negritos Ecuatorianos Bellos” tienen un origen humilde. Viene de pueblos pequeños de la costa o de la sierra. Pero todos tienen un sueño en común. Convertirse en los mejores jugadores de fútbol de su país. Demostrar a sus familias, a sus comunidades y a su país que pueden dar la alegría que todos estamos esperando. Llevar al fútbol del Ecuador a lugares donde nunca habíamos soñado y a oídos de personas en todo el mundo. Muchos de “Mis Negritos Ecuatorianos Bellos” llegan a ser destacados deportistas que juegan en los más prestigiosos clubes internacionales de fútbol. Pero ellos son tan sencillos y sinceros que siempre retribuyen a sus comunidades más allá de todo lo que pueden darles. Hay un gran número de fundaciones destinadas a jóvenes en mi país, lideradas por estos grandes gladiadores del fútbol. Muchas de estas fundaciones se mantienen con el espíritu deportivo y por el apoyo constante que reciben. Es por eso que ofrecen muchas oportunidades para que otros jóvenes puedan triunfar.

Los afro americanos han sido muchas veces la raza menospreciada. Pero han sido sobretodo la raza luchadora que realiza un gran cambio en la vida de los ecuatorianos. “Mis Negritos Ecuatorianos Bellos” siempre sorprenden a todo el mundo. Llegan a ser los protagonistas de desenlaces importantes en la historia del Ecuador. Cuando están jugando un partido de fútbol, corren todo lo que pueden y siempre van hacia el gol con una gran sonrisa. Son alegres, siempre dan lo mejor de si por los demás. Abren su corazón al latir de muchos corazones ecuatorianos, pendientes por su selección.

Admiro mucho la sencillez que tienen “Mis Negritos Ecuatorianos Bellos”. He escuchado muchas entrevistas que les hacen periodistas internacionales en radio y televisión. -Yo solo jugué con todo mi corazón- escuche decir en una ocasión a un jugador de la selección. –Jugamos bien, solo seguimos todas las indicaciones y consejos del profesor- concluía la entrevista el capitán de la selección. Es admirable el respeto que tienen por el equipo y por el director técnico. Ven en él a un amigo, una persona en quien pueden confiar y alguien en quien puede apoyarse para salir adelante. Valoro mucho su humildad dentro y fuera de la cancha. No se sienten las superestrellas, son simplemente un ecuatoriano con la camiseta bien puesta.

Creo que “Mis Negritos Ecuatorianos Bellos” se han convertido en verdaderos íconos de nuestro país. Héroes importantes en algunas batallas dentro del campo del fútbol. Son modelos a seguir para muchos de los jóvenes de mi país. Ellos nunca niegan sus raíces. Simplemente dan su mejor cara y su mejor patada cuando van tras el balón. Son personas comunes que quieren hacer un cambio importante por los demás. Se les ve en su mirada una única misión. Hacer lo mejor que saben hacer. Jugar al fútbol con todo el espíritu posible. Hacer cosas increíbles por el país que mucha gente no hace. Dar alegría a muchos corazones ecuatorianos. Dar lo mejor de si por el Ecuador.

Cuando juega la selección de fútbol estoy muy emocionado. Estoy también muy tranquilo porque tengo la seguridad que las personas que nos van a representar realmente se merecen llevar puesta la camiseta tricolor. Siento latir mi corazón con fuerza cada vez que salen a la cancha. Tengo más ganas de alentarlos cada vez que hacen algo por mi país. Admiro muchos a los guerreros ecuatorianos. Valoro mucho su sencillez y la gran energía que le ponen al sentirse ecuatorianos. La fuerza que contagian por alcanzar un sueño importante. La dedicación por ser cada vez mejores. Ahora creo que el “Si Se puede” que escucho en los estadios de fútbol cada vez que juega la selección, viene de la mano de estos verdaderos luchadores. Gladiadores que ponen su alma en cada partido. Ecuatorianos que levantan muy alto el nombre del Ecuador. Como decimos nosotros, personas que viven cada día por ser "orgullosamente ecuatorianos". Luchadores que lideran el latir en el corazón.

martes, 9 de junio de 2009

CoMo SOBREVIVI en una BaRRa bRAVA!!

Siempre me ha encantado ver partidos de fútbol. Disfruto mucho la emoción que se vive dentro y fuera de la cancha. Ves a cada persona hinchar por su equipo favorito. Algunos dan todo por el equipo de su elección. Yo era muy chiquito, cuando mi papá me llevó por primera vez al estadio. Recuerdo que entraba al estadio sujetando la mano de mi papi, mientras entraban los hinchas con camisetas y banderas para alentar a su equipo. Le pregunté a mi papi quienes eran esas personas. Me contó que eran los hinchas más fanáticos del equipo que no se perdían ni un partido. Ahí es cuando pude ver por primera vez a una auténtica barra brava.

El fútbol es un espectáculo desafiante a lo largo de todo el mundo. Es un deporte que concurre muchísima gente y trae a la cancha muchas emociones, sentimientos y pasiones. El fútbol es realmente una pasión. Cuando creces con el fútbol, empiezas a entender todo lo que está detrás del balón. Los jugadores, los técnicos, los árbitros, la prensa y el público son algunos de los personajes trascendentes que resaltan en un estadio de fútbol. Son los protagonistas de las diferentes historias dentro y fuera de la cancha.

Mi equipo favorito es la Liga Deportiva Universitaria de Quito. He ido al estadio a ver partidos de la Liga con mi papi desde que era pequeño. Fui testigo de toda la trayectoria del equipo hasta su realidad actual. Pude ver como mi equipo se hizo campeón de América y pude ver como personas de todo el mundo sentían mucho respeto y admiración por mi equipo predilecto. Siempre me ha intrigado la pasión por un equipo y conocer más sobre la magia del fútbol. Trato de ver partidos de fútbol de equipos de todo el mundo. La copa mundial de fútbol es para mi, algo que espero con mucha ansia cada 4 años.

Cuando vine a vivir a la Argentina estaba muy contento, sabía que iba a tener contacto con un fútbol de altísimo nivel. Iba a conocer las canchas donde jugó Maradona. He ido a ver muchos partidos de fútbol en la Argentina. He podido conocer los estadios de los principales equipos de Buenos Aires. Pude ver jugar a la selección Argentina de fútbol. Pude ver jugar a la selección Ecuatoriana contra la selección Argentina, pero esa es una historia para otra oportunidad. Tuve la oportunidad de ir a ver un partido a la famosa Bombonera. Creo que fue un partido que no me voy a olvidar nunca.

Luego de haber ido a los estadios de River y Racing, tenía muchas ganas de ir al estadio de Boca, la Bombonera. Para poder ir a ver un partido a la Bombonera debes llevar acabo todo un trámite. Es muy difícil conseguir entradas. Es un estadio pequeño en comparación a los otros estadios que hay en la ciudad de Buenos Aires. Para rematar el trámite, las entradas a platea las venden solo a los socios, lamentablemente ya no hay capacidad para incorporar más socios. Conseguir una entrada en popular es una locura. Es algo que ni se me ocurre pensar en hacer. Por lo que si quieres ir a ver un partido en Platea a la Bombonera, debes realizar una pequeña gestión.

Tenía un amigo en mi anterior trabajo que me comentó una vez que podía conseguir entradas para los partidos de Boca. Yo le dije a mi amigo que me encantaría ir a ver un partido a la Bombonera y que me avise porque me prendo de una. Un día me llamó emocionado y me dijo que tenía algo muy importante que decirme. –La Liga de Quito juega la próxima semana contra Boca en la Bombonera…- dijo mi amigo. No pudo decir nada más porque mi respuesta fue casi automática y yo ya sentía la emoción de estar en la cancha. –Pero mirá pibe que solo puedo conseguir entradas para las plateas de Boca- me comentó mi amigo. Ir a ver un partido de mi equipo favorito en la platea del equipo contrario en la Bombonera, era un riesgo que decidí tomar. Nunca pensé toda la aventura que aquella tarde se iba a desatar.

Cuando llegó el día del partido, yo no creía en nadie. Estaba tan contento de ir a ver un partido a la famosa Bombonera. Estaba emocionado porque iba a ver jugar a mi equipo favorito fuera de casa. Pero estaba consiente de que no podía hinchar por mi equipo todo lo que yo hubiera querido, talvez esa hubiera sido una decisión de alto riesgo. Cuando llegamos con mi amigo a la cancha empecé a escuchar los ruidos de emoción de la gente y los pasos de los hinchas que venían a alentar a su equipo. No podía creer lo que estaba sucediendo. Estaba entrado a la famosa Bombonera a ver un partido que nunca hubiera creído. Entre mi, sentía muchas ganas por hinchar a mi equipo de Quito.

Hay muchos rumores de que la Bombonera tiembla cuando esta llena. Conociendo más sobre Boca, mi amigo me contó que en realidad la Bombonera late cuando esta llena de hinchas. Late por los corazones de cada uno de sus hinchas. Empecé a escuchar los gritos de emoción de la gente que iba entrando. Empecé a sentir poco a poco los latidos de la bombonera. Pero sabía que mi corazón no era xeneize, que latía por otra convicción. De repente mi amigo me indicó donde estaban nuestros puestos. Me dijo que tenía una sorpresa para mí.

La barra brava del Club Boca Juniors se llama “La 12”. Se les conoce como “La 12” porque la emoción y aliento que se vive en la barra brava es tan fuerte que se siente como si fueran el doceavo jugador en la cancha. Mi amigo me contó que ver a “La 12” era algo sorprendente. No importaba contra quien jugaba Boca, “La 12” siempre iba a alentar como si fuera el partido más importante del mundo. Yo escuchaba incrédulo todo lo que me contaba mi amigo. –Vení, que nos vamos a sentar por acá- me dijo mi amigo. Ahí fue cuando me di cuenta de la gran sorpresa que tenía mi amigo para mí. Iba a ver un partido de la Liga de Quito, en la bombonera, sentado junto a “La 12”, la muy famosa barra brava.

Entre mí tenía muchos sentimientos encontrados en ese momento. Confieso que sentí un poco de confusión. ¿Iba a ver un partido de mi equipo favorito entre la barra brava del rival? Cerré los ojos y pensé que estaba por vivir algo que nunca me había imaginado. –Ya está- me dije a mi mismo. –Voy a disfrutar del espectáculo más bizarro del mundo- Me encanta el fútbol y voy a hacer todo lo posible por disfrutarlo. – ¿Pero si mi equipo mete un gol?- pensaba dentro de mi. –Que mierda, me voy a tener que quedar callado para que no me maten- fue mi conclusión final en ese momento. Decidí dar todo lo mejor de mí y disfrutar al máximo todo lo que se avecinaba.

“La 12” empezó a alentar a Boca desde que se acomodaron en sus lugares. Escuchaba tambores, bombos, platillos, gritos de aliento y corear un par de barras al equipo xeneize. Empezaron a saltar y gritar y nunca me imaginé que iban a estar así durante todo el partido. Cuando los jugadores de Boca salieron a la cancha, se volvieron más locos todavía. Gritaban más fuerte, coreaban las barras más conocidas. Ahí fue cuando me di cuenta que los insultos hacia el otro equipo era una parte clave de la estrategia de la barra brava. Pude ver como los hinchas de la Liga devolvían el cordial saludo. Mi amigo se moría de la risa. Yo pensaba entre mi –donde diablos estoy metido-.

El partido empezó y los jugadores hacían sus mejores jugadas. Unos pases, piques y centros dirigían la emoción del lugar. La adrenalina de la barra brava iba cada vez más en aumento. Mi adrenalina iba subiendo y empezaba a disfrutar de tan rara confusión de emociones que estaba viviendo. Me deje llevar por los sentimientos que se desprendían ese momento en la cancha. Cuando llegó lo peor. Gol de Boca…. Yo sabía lo que esto significaba. “La 12” explotó. Empezaron a saltar como locos, gritar con más fuerza y correr hacia la cancha. Papelitos y humos de colores azul y amarillo empezar a saltar al ambiente. Yo me puse rojo de la desesperación por desahogarme. Pero sabía que si mi acento extranjero me delataba, iba a ser una presa fácil para la barra brava bostera. –No puedes hacer nada boludo- me dijo mi amigo. –Solo salta y disfruta- fue el mensaje de consuelo que me dio. Empecé a saltar con más fuerza y sumergir mi cabeza y mi conciencia en la emoción que desprendía el partido.

No me quiero acordar, cuál fue el marcador final del partido. Pero tener que aguantar el festejo de Boca en medio de la barra brava fue una sensación muy extraña que no me voy a olvidar nunca. Ya llegó un punto que saltaba, callado la boca y cerrado los ojos. Yo vine a ver fútbol. Vine a conocer más sobre la magia de este deporte. Estoy entre la barra brava más famosa de la Argentina. –Carajo, tengo que disfrutar este momento- dije entre mi. Disfruté muchísimo la experiencia vivida en la Bombonera. Pude ver la pasión que se vive en el fútbol fuera de la cancha. A veces pienso que la intensidad que se vive fuera de la cancha es más fuerte que lo que viven los jugadores. Los jugadores no se dan cuenta de la energía puesta en los gritos, insultos y barras dedicadas al equipo contrario. Creo que es lo que les impulsa a seguir jugando. El latir de varios corazones expectantes por hacer su mejor jugada. El sentir que sus hinchas los apoyan y creen en ellos. En sentirse los únicos capaces de hacer lo imposible para que exploten las barras bravas y salten sin parar los infiltrados en ellas.