martes, 28 de julio de 2009

coMO Me ZAnbuLLi a SaLVaR un LiBRo...

Cuando estoy leyendo siento que me conecto realmente con la lectura. Siempre me ha gustado leer desde que soy chiquito. Mi mamá me compraba muchos libros y cuentos. Me divierte mucho leer, me permite ponerme en los pies del personaje de la historia y hacer volar mi imaginación. Valoro mucho todo lo que puedo aprender de la lectura. Tu mente puede ir más allá de lo que miras en la tele y puedes plantear tu propio punto de vista. Tanto mis padres como en la escuela, me incentivaron siempre el hábito de leer constantemente y es algo que mantengo hasta ahora. Generalmente tengo un libro bajo el brazo y estoy pendiente de estar al día con las últimas publicaciones. Cuando lees te puedes dar cuenta de muchas cosas, tienes demasiada información valiosa al alcance de tus ojos. La gente debería hacer conciencia del gran poder que tiene un libro, puedes aprender mucho por tu cuenta y llegas a ser capaz de descubrir muchas cosas fascinantes.

Hace un par de años estuve viajando por México. Me llamó mucho la atención un programa que tenía el gobierno para promover la lectura. Te ofrecían una amplia variedad de libros para todos los gustos, en las diferentes paradas del metro. Podías agarrar cualquier libro que quisieras, leerlo mientras disfrutabas de tu viaje y devolverlo a la salida del tren. Es importante que se incentive la lectura entre los jóvenes para que aprovechen todo el potencial que pueden explotar. En Buenos Aires promueven también la lectura en el subte y los trenes. Entregan periódicos gratuitos para que la gente lea y esté al tanto de las últimas noticias. Me encantaría ver que todas las personas que viajan en el subte vayan leyendo y no regando chismes y cacareando como gallinas parlanchinas. Es interesante cuando la gente se pone a conversar sobre un argumento concreto y después de haberse enterado al menos un poco de los hechos.

Para mí un libro es algo muy valioso. Nunca he comprado un libro trucho. Pienso que la piratería de libros es un atentado gravísimo contra la intelectualidad del hombre. Un CD o una película pirata es una cosa difícil de combatir, pero un libro pirateado ya es el colmo. Un libro ofrece un contenido invaluable. El autor te transmite su conocimiento, ideas, emociones u inspiraciones. Es también es el medio preciso para la interpretación. Uno está en capacidad de cuestionar el punto de vista del autor. Te permite conocer más del tema tratado y estar en capacidad de emitir un juicio oportuno de valor. La gente no lee solo por las puras (solo para usar los ojos). Pienso que uno lee por buscar algo que te hace falta y que te va a permitir aprender algo más.

El otro día estaba caminando con mi vecinita por Recoleta. Mi vecinita se está mudando a Recoleta y está muy entusiasmada por empaparse de la alcurnia de este lugar. Es uno de los barrios más prestigiados de la ciudad de Buenos Aires. Cuando caminas por las calles ves a mucha gente “Top”. Es un espacio muy tradicional de la ciudad que te permite conocer con mayor profundidad una característica del estilo de vida porteño. Estábamos saliendo de hacer compras cuando vimos un montón de gente amontonada en una esquina. -Oye chamo, acércate a mirar que está pasando por ahí- me sugirió mi vecinita. Cuando me aproximé vi que la gente estaba husmeando las bolsas de basura. Nunca me imaginé lo que mis ojos llegaron a ver en ese lugar.

La gente está sacando libros de las bolsas de basura. Se están volviendo locos por hurgar los desechos. Cuando le dije esto a mi vecinita, ella me preguntó que es lo que iba yo a hacer. Pero no tuvo tiempo de escuchar mi respuesta, ya que le alcancé las bolsas del supermercado y me lancé a la cacería. No podía creer que alguien había sido capaz de tirar libros a la basura. Los libros son sagrados, no puedes ser tan ignorante de botar libros como si fueran cualquier porquería. No puedes ser tan bestia de echar a perder tanto conocimiento y todo lo fascinante que puede ofrecerte un libro. Pero afortunadamente no estaba solo, ya había otra gente zambullida entre la basura, buscando un ejemplar de su elección.

Entre mí estaba cagado de risa mientras desenterrábamos el preciado tesoro. Lo que más me llamó la atención fue que mis compañeros hurgadores de basura, eran muchas de las personas más “Top” que había visto en la Recoleta. Había señoras con abrigos “fashionsisimos”, distinguidos señores con trajes y sombreros de vestir, parejas de novios buscando su tan preciada colección y varios jóvenes como yo, buscando un buen libro que nos llamase la atención. Cada vez que habríamos una nueva bolsa de basura, no nos importaba mucho lo que podía haber ahí. Simplemente la despedazábamos con ansiedad y con la esperanza de encontrar nuestra añorada riqueza. Pero lo que era muy cómico, fue que la gente que pasaba no nos veía como locos, sino que se daba cuenta de la aventura y se unía al equipo. Fue increíble ver a tanta gente junta escarbando la basura en busca de libros, alguna que nunca me imaginé vivir.

Había muchas bolsas de basura en la calle. El inconsciente que botó los libros quiso deshacerse de una biblioteca entera. Pero desdichadamente sus planes se vieron truncados, al caer en manos de un grupo de gente culta y aventurera. Logré conseguir dos libros buenísimos del basural. Por mala suerte me enteré tarde del festín y las hienas intelectuales pudieron conseguir los mejores ejemplares. Fue muy loco todo lo vivido aquella tarde. Cuando lea mis dos nuevas colecciones me voy a acordar de la forma peculiar e insólita que viví para conseguirlos. Hubiera sido lo mejor que pase un periodista y nos filme buscando libros entre la basura. Espero que el individuo insensato que botó los libros se de cuenta de la locura que cometió. Ahora me pongo a pensar, ¿a quien se le ocurre tirar libros a la basura? Cualquiera los regala o los dona a alguna biblioteca. De seguro hay mucha gente interesada en quedarse con algún ejemplar. Pero sobretodo pienso, ¿ a quien se le ocurre zambullirse de cabeza a buscar libros entre la basura? Es algo que me encantaría volver a ver por la calle y seguramente sin pensarlo dos veces me volvería a lanzar.

martes, 21 de julio de 2009

coMo RaTiFiQUE al EMPLEADO deL mES!!

Siempre me he preocupado por el servicio al cliente. Pienso que es la clave para establecer una conexión efectiva entre el customer y el proveedor del servicio. Es muy subjetivo el tipo de servicio que cada uno ofrece a sus clientes. Pero lo que es claro es que cada persona va a querer que siempre le traten mejor. Una excelente atención al cliente sienta la pauta para hacer placentera la estadía y para que vuelva en otra oportunidad. Pero no siempre recibimos el trato que esperamos. Algunas veces no entendemos ¿por que?, en otras ocasiones reclamamos para que nos traten mejor y casi nunca nos quedamos callados como si no hubiera pasado nada. En el mayor de los casos estas actitudes te pueden ofrecer cosas inesperadas.

Muchas de mis experiencias laborales han girado en torno al servicio al cliente. Tengo muy claro que el cliente es lo más importante y se merece el respeto y el mejor trato que busca. Hay algunos lugares donde los colaboradores que atienden no tienen idea lo que es tratar a otras personas. ¿Pensaran talvez que los negocios se mueven solos? ¿No estarán concientes de que los clientes son los que pueden garantizar su éxito o fracaso? ¿No abrirán los ojos para ver que sus negocios giran alrededor de sus clientes? Pienso que muchos locales están al tanto de todo esto, talvez será que realmente no les importa. Yo siempre he tratado bien a todas las personas y lo mínimo que espero es que me traten igual.

He tenido algunas experiencias no muy gratas con diferentes proveedores de servicio en la ciudad de la furia. Me ha tocado un mesero respondón, un cajero “quemeimportista” y con cara de culo, una anfitriona que no me deja entrar al restaurante, por más de que vine temprano, ya que no califico a su número oficial de comensales presentes por mesa o un taxista canchero que se cree el dueño del camino y de mi destino. Pero en todas estas experiencias he sabido mantener la calma y usar mi paciencia para resolver la situación. Siempre tiendo a buscar el lado positivo de las cosas y hacerme pana de la gente para aliviar cualquier situación tensa que se presente. Es mejor solucionar astutamente el problema de raíz que tratar de cambiar de repente el sistema.

El otro día estaba paseando con mi vecinita. Estamos en pleno invierno y es súper rico caminar bien abrigados sintiendo la brisa de la ciudad. Nos dio ganas de entrar a comer un café con helado. Pasamos cerca de un McDonalds, así que nos aventuramos a entrar. Teníamos poco tiempo, necesitábamos que tengan disponible lo que queríamos, que este rico, que nos atiendan rápido y que nos traten bien. No pedíamos mucho, solo veníamos a disfrutar de un rico postrecito. Mi vecinita se dio cuenta que el chico que estaba por atendernos, tenía una camisa diferente. – ¿Será que cambiaron el uniforme, chamo?- me preguntó de repente. Cuando me fijé en la camisa, el pana del McDonalds tenía una mirada amigable y eso ya me dio una buena impresión.

Hicimos nuestro pedido y lo empezaron a preparar con mucha rapidez. –Que perfecta experiencia de servicio del día de hoy- pensaba entre mi. Yo necesitaba cambiar unas monedas para tomar luego el colectivo. En la ciudad de Buenos Aires hay actualmente una escasez irracional de monedas. Es muy difícil conseguir monedas y por poco te pegan si les pides que te las cambien. Odio las condenadas monedas, a veces tienes que hacer hasta lo imposible por conseguirlas. Este chico que nos atendía se veía tan buena persona que decidí arriesgarme a preguntarle. No tenía nada que perder, tenia que probar mi suerte. Ya estoy acostumbrado a que me digan -no tengo monedas, viste-

-Oye broder, dame porfa unas dos moneditas con el vuelto- le dije al chico del McDonalds. Para mi total asombro, el chico accedió y se puso a revisar su caja registradora. Cuando me dio el vuelto mi cara de felicidad no podía ser mayor. Me dio cinco monedas. Cosa insólita e increíble en la ciudad de Buenos Aires. –Que suerte tienes, se paso de pana este chamo- decía mi vecinita también incrédula. Le agradecí mucho al chico del Mc Donalds y le dije que debería haber más personas amables como el en esta agradable ciudad. Le dije a mi vecinita que quería escribir una felicitación para este chico ya que nunca antes me habían tratado tan a lo bestia en un restaurante de comida rápida. Cuando me acerqué a solicitar un formulario de customer experience, mi cara de asombro continúo en aumento. La foto del empleado del mes que colgaba a mi lado, se me hacía muy conocida. Ese momento interrumpí al siguiente cliente que estaba siendo atendido y felicité fuertemente al chico del McDonalds. Me quede tan contento al saber que su excelente desempeño había sido reconocido.

Debería haber más gente como el chico que me atendió cuando fui por un heladito. Es increíble que sea tan sencillo tratar bien a la gente. Un simple gesto de educación puede ocasionar una experiencia de servicio muy placentera. Aunque nos de pereza, nunca está demás decir, por favor, muchas gracias o acolita. Las personas que están del otro lado también se sentirían bien y estoy seguro que tendrían la mejor voluntad por dar lo mejor de si en su trabajo. Espero que la próxima vez que necesite cambiar monedas me traten así de bien. No se por que les cuesta tanto cambiar monedas en esta ciudad, estoy seguro que de ley siempre tienen. No se les va a gastar la cara por voltearse a mirar. Solo son las puras ganas de ser mala onda. Es facilazo ser buena gente y sonreír no te cuesta nada. Hoy y siempre, va a ser solo una cuestión de actitud. Hasta puede que algun día llegues a ser el empleado del mes.

jueves, 16 de julio de 2009

Como ViVi mi PRimEr Dia de TRABAJO!!

Recuerdo con mucha alegría mi primer día de clase. Fui de la mano de mi mamá hasta la puerta. Tenía muchas ganas de ir por primera vez a la escuela. Yo tenía solo 6 años pero ya quería conocer todo el mundo por delante. Sentía una gran emoción, tenía un poco de miedo y mucha curiosidad por ir a clases y compartir con mis nuevos amigos. Me encontré con gente muy valiosa a lo largo de toda mi vida estudiantil. Crecí y aprendí a su vez muchas cosas. El tiempo pasaba y yo iba enfrentando nuevas vivencias diferentes. Tuve mi primer trabajo y he tenido varias experiencias laborales a lo largo del pasar de los años. Cada vez que uno empieza algo nuevo en su vida, sientes como si cerraras los ojos y estuvieras de nuevo en la puerta del primer grado de la escuela. Con ganas de aprender muchas cosas, conocer a mucha gente y entender más de lo que este mundo te puede ofrecer. Pero ahora ya no estas sujetando la mano de tu mamá, tú tienes que ser capaz de valértelas por ti mismo.

Esta semana tuve mi primer día en un nuevo trabajo. Fue un día increíble. Yo estaba muy emocionado por ir a trabajar a esta nueva compañía y aprovechar todo lo que esta oportunidad me podía ofrecer. Luego de haber pasado por un proceso de selección, un poquito largo, a mi humilde parecer, estaba listo por demostrar que era capaz de enfrentar este nuevo reto. Así que me alisté con tiempo y fui pensando en todo lo que iba a ser de mí en este gran día. Me encantan las cosas nuevas y me siento muy contento por empezar mi próximo desafío. Quiero aprender más de mi mismo, aprender más de los que me rodean y enfrentar este nuevo cambio en mi vida con la mejor sonrisa.


Cuando llegué a la empresa, le dije esta vez al guardia de seguridad, que venía a mi primer día de trabajo. El hombre fue muy amable y me dio una cordial bienvenida. Ese pequeño gesto me dio un buen feeling de que las cosas iban a marchar muy bien. Luego de hacer todo el papeleo en las oficinas de personal, me indicaron que mi día de inducción estaba por comenzar. Me mostraron unos chéveres videos institucionales y me contaron aspectos muy importantes de la compañía, de su gente y de los valores que les lleva adelante. -Ahora te vamos a hacer un Tour por la planta, eso de seguro te va a gustar- me dijo la encargada de visitas. Creo que esas palabras me hicieron sentirme por un momento, como un niño chiquito. -Me van a dar un Tour en una planta de alimentos para mi solito- pensaba entre mi. Que cosa tan chévere está por pasar.


La visita a la planta estuvo a lo bestia. Es increíble todo lo que pueden hacer las máquinas y el gran poder de automatización que pueden llegar a tener. Me impresiona observar como operan las líneas de producción y como son capaces de crear a la perfección nuevas unidades de producto. Yo estaba felizote disfrutando de la operación en vivo. Fue tan chévere la visita a la planta que incluso al final me dieron una bolsita con varios productos. Caminaba por la planta muy contento. Llevaba mi cofia roja para el pelo, la bolsita con los recuerdos de mi visita y una gran sonrisa en el rostro por todas las memorias que se vinieron a mi mente. Me sentía que estaba nuevamente visitando plantas de alimentos con mis compañeros de primaria en Ecuador.


Mi primer día de trabajo estuvo muy chévere. Me trataron muy bien, me pasearon por la planta, me regalaron una bolsita de productos de recuerdo y me invitaron a comer un rico almuerzo. Me subió muchísimo los ánimos todo lo vivido ese día. Mi primera semana en este nuevo lugar ha sido excelente. Estoy conociendo a gente muy valiosa y el ambiente es muy cómodo. Mi equipo de trabajo es cálido y me hicieron sentir uno más desde el primer día. Todos estos aspectos son muy importantes en un nuevo desafío laboral. Es importante sentirse cómodo y contento de trabajar en algo que te gusta. Ahora cuando llegó a laburar tengo un oso gigante blanco que me recibe con los brazos abiertos. No se por que, pero creo que me está gustando cada vez más, conocer el verdadero sabor del pan.

martes, 7 de julio de 2009

Como presencié la CorONAciON de un CAMPEON!!

Mi vida ha estado muy cercana al mundo de los deportes. He practicado siempre algún deporte específico y he tratado de aprender la mayor cantidad posible. Me encanta practicarlos y se que es una actividad muy sana para mi cuerpo y mi mente. Me desconecto totalmente de mis actividades diarias y me enfoco en disfrutar lo que estoy haciendo. Me ha gustado siempre mirar espectáculos deportivos. He tratado de aprovechar las diferentes oportunidades que se han presentado, para estar presente en momentos trascendentes e importantes del mundo de los deportistas. Me encantaría asistir a un mundial de fútbol. Pero hasta que llegue el día en que pueda ir, me propuse asistir a todos los buenos partidos posibles. La final del fútbol Argentino era definitivamente un espectáculo que no podía dejar pasar.

El fútbol ha sido un deporte que me ha llamado la atención. Te permite detectar diversos tipos de actitudes y personalidades. La gente suele mostrar su verdadero ser dentro de la cancha. Cuando alguien no pasa mucho la pelota en un partido, tiende a acaparar la toma de decisiones fuera de la cancha. Cuando participas en una estrategia de grupo para anotar un gol, puedes observar aptitudes de trabajo en equipo. Estos tipos de comportamientos son muy interesantes, muchas veces te hace pensar que la persona no desconecta su cabeza para jugar al fútbol. Viven con el fútbol como con cualquier otra actividad de su vida diaria.


He seguido muy de cerca el campeonato argentino de fútbol. Aquí el fútbol se vive con mucha pasión. Es realmente un espectáculo que conmociona a todo el país. El concepto que tengo de los domingos en Argentina, es un día de asado y mirar o asistir a un partido de fútbol. No se diga cuando hay partidos importantes, es aquí cuando el país realmente se paraliza y la gente se mete de cabeza en la magia del encuentro. Se aproximaba la final del fútbol argentino. Yo estaba muy emocionado porque un gran amigo mío me había invitado a asistir. No podía creer que iba a presenciar la final del fútbol argentino en la cancha del equipo local. Ese día iba a hinchar con toda mi alma al "Fortín".

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Hoy en día la gente está muy paranoica con todo esto de la gripe A, "porcina", "A1H1", "del chancho", "negocio comercial de los gringos" o como quieran llamarle. En Buenos Aires se han tomado muchas medidas preventivas de salud. Demasiado tarde, a mi humilde parecer. En fin, la gente vive preocupada y panickeda de que pueden contagiarse del de alado. Tratan al máximo de evitar los lugares conglomerados de gente. Sigo insistiendo que hay que tener todas las precauciones necesarias y anticiparse a la enfermedad, ¿pero que certeza tenemos realmente de que todo lo que dicen los medios sea cierto? La verdad creo que ninguna, los medios han sido los causantes de difundir el pánico entre la gente. No veo un minuto del día donde no se hable de la gripe porcina. Me cae mal la gripe A, quisiera que no exista, que deje de asustar a la gente y manipular sus cabezas. Pero luego de hacer todos los análisis posibles, se decidió que a pesar de la gripe A, la final del torneo de fútbol argentino, se iba a jugar en la fecha prevista y con el público presente. Que tan serio es lo de la gripe A? Que tan importante es la final del fútbol para los argentinos? Creo que nadie puede responder estas interrogantes, pero lo que es cierto, es que cuando uno siente pasión por el fútbol, no hay rumor o pánico incierto difundido que detenga a la gente.


El día del partido del fútbol me preparé a salir con mucha anticipación. Quería llegar con tiempo y acomodarme en el estadio tomando todas las medidas de precaución posibles. Es increíble como la gente hace negocio con la salud de las personas. Vi que afuera del estadio astutos vendedores, estaban ofreciendo barbijos con el logotipo impreso de los equipos que disputaban la batalla futbolística. Que gente tan descarada, haciendo negocio con la salud ajena. Ingresé al estadio rápidamente y me quede con ganas de preguntar a los vendedores como les afecta a su conciencia un negocio tan sucio. Me acomodé en mi sitio e inmediatamente procedí a desinfectarme las manos con alcohol en gel. Fue asombroso ver que casi 49.540 personas se limpiaban las manos al mismo tiempo.

Las barras bravas empezaron a gritar. Alentaban con toda fuerza a su equipo preferido. Yo estaba en la platea de Vélez Sarfield, así que con los otros “Fortineros” empezamos a saltar al ritmo de las hinchadas de “La Pandilla”, la barra brava de Vélez. Es un cague de risa todas las jergas deportivas que puedes aprender en una tarde de fútbol. Si te metes entre la barra brava del equipo local, es mejor que parezcas un conocido mas del montón y no un extranjero fascinado con la pasión del fútbol. La gente se empezó a emocionar cada vez más y los equipos empezaban a saltar a la cancha. Unos humos de colores y varios destellos de papelitos nos indicaban que el partido estaba por comenzar. Es fascinante ver como explota un estadio cuando salen los gladiadores a la cancha. Todos los hinchas se vuelven locos por alentar con toda su alma a su selección. Yo saltaba, gritaba, puteaba, me emocionaba y disfrutaba al máximo cada momento antes de que empiece a rodar el balón.

El partido estuvo a lo bestia y lleno de varios entretiempos. Empezó a llover fuertísimo, cayó granizo y luego el granizo se convirtió en piedras agresivas de 3 cms de espesor. El partido fue suspendido por unos minutos y luego se reanudó la acción. El “Fortín” se jaló un penal, me da iras cuando un jugador patea un penal con desgano. Piensas que si patea tan suave, el arquero de ley lo va a tapar. Pero bueno, no soy director técnico para juzgar a los muchachos. Hicieron un muy buen papel en la cancha. Se anularon varios goles, algunos discutibles y otros con justa razón. Se cobraron muchas faltas inventadas, no se cobraron muchas faltas demasiado obvias. Había mucha agresividad en la cancha de fútbol. Se notaba que era un partido demasiado importante, donde había que ponerle mucha garra. En un momento me acordé de un querido amigo mío que piensa que juega rugby mientras jugamos al fútbol, pero esta es una buena historia para otra ocasión. Yo viví al máximo cada momento del partido. Cada emoción, cada disgusto, cada alegría, lo único que quería era que nunca se fuera a acabar.

Cuando estas totalmente enchufado mental y emocionalmente a un partido de fútbol, puedes observar varios comportamientos peculiares entre los espectadores. –Permiso, permiso… me deja pasar o sino lo meo- escuché a un hincha exclamar. -Están locos estos manes- pensaba entre mi. Mientras alentábamos al equipo predilecto, se desplomó un viejito que estaba adelante mío. Lo alcanzamos agarrar con las justas para que no se golpee contra el suelo. –Si querés hacer gol de cabeza viejo, avisá y te metemos a la cancha- escuché un vozarrón desde atrás. No podía creer que la gente se vuelva tan bestia cuando está emocionada por el juego. Entre mi pensaba, esto no es normal, esto solo lo he visto en Argentina. La gente entrega totalmente su vida al partido durante el momento del juego y no se da cuenta lo que pasa en su alrededor. Creo que cuando regresé a mirar al señor reclamón, entendió claramente como me disgustó que se haya burlado del viejito.


El partido estuvo lleno de emoción desde el principio a su fin. Cuando Vélez anotó el gol que le otorgó el campeonato, la euforia en el ambiente llego su punto máximo. Los hinchas empezaron a trepar desesperados a la malla de acero para saltar a la cancha a celebrar. Nubes de colores, juegos pirotécnicos e hinchadas sin parar invadieron el lugar. Había un grupo de policías que ingresó a la cancha para resguardar el campo de juego y el poco tiempo que faltaba por jugar. Lanzaban chorros de agua a presión salvajemente hacia los spiderman de la teleraña de acero. -¿Quienes son en realidad más bestias?- me pregunté. ¿Los aficionados que tratan de subir la malla e invadir la cancha? ¿O los policías que tratan de bajar a los aficionados de la malla a punte chorrazos de agua a presión? Claramente ninguno de los dos mide las consecuencias de sus actos. Pero tanto el uno como el otro lucha todo lo que puede por destacar y llamar la atención en el campo de juego.

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Fue una celebración increíble. La gente gritaba eufórica de emoción. El ver a tu equipo favorito coronarse campeón es una emoción que vives al máximo con toda la pasión de tu corazón. Me llegó mucho el ver a un padre e hijo celebrar el triunfo de su selección preferida. El hijo lo abrazaba y saltaba sin parar, el padre no lo soltaba porque estaba feliz de que compartan juntos este momento de gloria. A veces las alegrías del fútbol traspasan las barreras deportivas y generan verdaderos momentos de colección en el fondo del corazón. Nunca pude ver en vivo y en directo cuando Mi Liga de Quito ganó un triunfo importante. Me perdí muchos campeonatos nacionales e incluso la Copa Libertadores. En los momentos cruciales que yo tenía que estar ahí, me encontraba ya viviendo en el exterior. Pero disfruté mucho presenciar la coronación del fútbol argentino entre los hinchas. Me recibieron con los brazos abiertos, me dieron un abrazo sincero cuando festejaron un gol y me hicieron sentir uno más de casa. -Bienvenido "Fortinero", vení a celebrar- fueron las palabras de mi amigo que jamás me voy a olvidar.