lunes, 16 de agosto de 2010

cOmO DiSfRutE mi pRiMeR CoMbAte dE pAinTBALL!!

No sé por que a los seres humanos nos atraen los juegos o simulaciones de guerra. Talvez queremos simplemente sentir el poder sobre los otros. De pronto nos sentimos atraídos por la adrenalina del combate y la emoción del momento. Pero lo que es cierto es que cuando jugamos juegos de guerra o lucha entre grupos, sacamos a la luz nuestra verdadera barbarie de seres humanos. Somos auténticos animales que nos sumergimos en el estado subconsciente del momento. El objetivo es único, siempre sobrevivirá él más fuerte.


El otro día nos fuimos con mis panas a jugar Paintball. Yo nunca había jugado al Paintball así que estaba muy emocionado. Alguna vez jugué juegos láser pero siempre decían que la adrenalina no se compara con el Paintball, ahí es donde realmente sientes la adrenalina del combate. Agarré un par de mis ropas viejas y me alisté para sumergirme en la experiencia. Tan solo son balas de pintura, pensaba entre mi... más de un machoncito nada más puede pasar... El lugar donde íbamos a jugar Paintball quedaba afuera en el campo, el escenario era inclusive muy pintoresco y escondía la magia del aquel lugar.



Éramos un grupo de 10 personas así que podíamos convertirnos en auténticos gladiadores. Hicimos 2 equipos y el pana del Paintball nos empezó a dar algunas indicaciones y transmitirnos las reglas básicas del combate. Hagan lo que hagan, nunca se saquen la máscara, un balazo de pintura te puede dejar tuerto... fue un mensaje claro que quedó grabado en mi mente. La máscara que nos dieron protegía la cara y parte de la cabeza. Ahí fue cuando me di cuenta en la salvajada que me estaba metiendo. Nos dieron el armamento, una marcadora cargada con 200 balas de pintura. A partir de ahí, la marcadora se iba a convertir en mi compañero fiel del momento.


Empezamos a correr mientras el coordinador nos daba las instrucciones para la primera misión, teníamos que conquistar la base del equipo contrario. Algo que parecía muy básico y sencillo de realizar. Empezamos a movernos sigilosamente entre los árboles y la maleza, de repente las balas de pintura empezaron a asomar. Había uno que otro loco, que disparaba como si fuera una metralleta de última tecnología. Yo decidí esperar sigilosamente y probar poco a poco mi vieja puntería. Le di a uno que buscaba darle y me desplacé hacia mi segundo objetivo. De repente un balazo en el hombro anunció mi primera baja en el juego. No sabía de donde vino el tiro. Simplemente me enseñó a que debía estar más atento. Tenía que tener mis ojos en todo lado, todo estaba permitido y cualquier cosa iba a pasar. Si me queda dormido me convertía en pelotón de fusilamiento.


Jugamos casi 4 horas de Paintball e íbamos alternando entre distintas misiones. La adrenalina iba cada vez en aumento y sacábamos a la luz nuestros instintos animales. Un tiro por aquí otro tiro por allá, algunos de los balazos realmente dolían y te enseñaban a reaccionar con mayor velocidad y buscar el momento justo para tu tiro certero. Había un pobre pana que le pegaron un balazo en la frente, afortunadamente tenía la máscara protectora y simplemente fue un gran susto. Creo que todos recibimos muchos balazos y cada moretón de dolor se empezó a convertir en un lindo recuerdo entre amigos.


El momento más esperado de la tarde se aproximaba. Íbamos a jugar la misión más esperada por todos... El pobre despedido de soltero era el candidato ideal para jugar danza con lobos... hicimos una línea ofensiva a lo largo del terreno de juego... preparamos nuestras marcadoras y teníamos muy en cuenta cuál era nuestro objetivo... habíamos esperado toda la tarde para ese momento... todos los moretones y balazos anteriores valían la pena... íbamos ajusticiar al ewok... el osito simpático se iba a desplazar entre la manada de lobos... quise cerrar mis ojos e inmortalizar el momento, pero en cuestión de segundos la adrenalina del lugar estalló, era cuando empecé a disparar mi marcadora... las balas empezaron a volar... el osito logró cruzar entre el festín de colores... esa sonrisita maliciosa nuestro aliento... el camino de vuelta realmente lo va a disfrutar...