jueves, 12 de marzo de 2009

como SOBREVIVI a MI PRIMER ACCIDENTE en bus


Nunca imaginé que iba a ser protagonista de un accidente automovilístico donde yo no tuve la culpa. Uno a veces piensa que la vida se puede ir en cualquier momento, pero uno no siempre se detiene a pensar que la vida se puede ir en manos de un tercero. Eso no me pasó por la mente cuando me subí una tarde de verano a un bus en la costa.

Estábamos yendo a pasar unos días a la playa, con un gran pana de toda la vida. Viajamos toda la noche para llegar ansiosos a nuestro destino. Cuando estábamos en la costa decidimos tomar un bus local para llegar con mayor rapidez hacia la playa. No se nos cruzó por la mente las consecuencias que esta pequeña decisión nos iba a ocasionar.


Los choferes de los buses de la costa tienen una adrenalina diferente para conducir. Piensan tal vez que son más bacanes por llegar más rápido a su destino, o tienen un poder absoluto al sentirse los dueños del volante. El bus en el que íbamos con mi amigo ese día, se convirtió de repente en un autentico auto de carreras. Nunca entendí porque el chofer del bus donde yo viajaba, decidió por todos los pasajeros, que el bus que pasaba a su costado, era su mayor rival en una competencia automovilística.


La gente en el bus se empezó a desesperar por la adrenalina y tensión que vivíamos en ese momento. Empezamos a gritarle al chofer que disminuya la velocidad, que esto no es un juego y que nos podía matar. El chofer sin embargo, haciendo caso omiso de nuestras palabras, centró su mirada en el volante y empezó a acelerar con mayor fuerza para así salir triunfante sobre su rival.


De repente sentimos que el bus empezó a inclinarse hacia un lado y como en cualquier película de acción, empezamos a movernos hacia el otro lado, totalmente convencidos de que íbamos a lograr estabilizar al bus. Pero la emoción fue tal, que un impulso grande provocó un apagón espontáneo en plena lucha por balancear al bus.


Tal vez los 130 km/h que marcaba el velocímetro, no fueron una señal lo suficientemente clara, para que el chofer se diera cuenta, que por mejor corredor de autos que sea, no es capaz de maniobrar una curva muy pronunciada. Fue ahí cuando el bus salió disparado a través de los campos y volamos unos 60 metros.


Me di cuenta luego de algunos minutos que el apagón que sentimos, fue en realidad una vuelta y media de campana en el aire a 130 km/h, y fue el veredicto que nos indicó que nunca íbamos a lograr estabilizar al bus. Al momento de abrir los ojos luego del impacto, no sabía donde me encontraba y donde estaba mi amigo. Si viajábamos sentados en la mitad del bus, me costo entender en ese momento porque me encontraba en la parte posterior del bus. Empecé a escuchar varios gritos, llantos de gente desesperada que buscaba a sus seres queridos que lamentablemente estaban también en el bus en ese momento.


Empecé a gritar el nombre de mi amigo y cuando escuche su voz, sentí un sentimiento de alivio al escucharlo con vida y saber q estaba cerca de mí. De ahí en adelante empezó nuestra lucha de supervivencia para lograr salir del bus. Nos incorporamos con cuidado ya que por la obscuridad no sabíamos en que parte del bus nos encontrábamos. De repente nos dimos cuenta que estábamos parados sobre las ventanas del bus que había quedado de lado. Empezamos a caminar sobre los vidrios rotos para así poder salir.


La parte de adelante se encontraba totalmente destrozada y fue ahí donde encontramos nuestra salida hacia el mundo exterior. Fui testigo en primera fila de una imagen muy cruda en ese momento. Al salir del bus nos recibió echado en el suelo el chofer del mismo. Tenía el rostro cubierto de sangre y lleno de vidrios por el impacto. Estoy seguro que su cuerpo estaba inmóvil en ese momento, pero pude percibir que se sacudía violentamente. Me di cuenta que había una señora, que en el mayor estado de histeria, pegaba y pateaba el cuerpo inerte, gritándole e insultándole. Que era un animal porque casi nos mata y casi mata a nuestros hijos. Creo que la señora no percibió que la desdicha le tocó a otro.


El resto de los pasajeros trataba de salir del bus con sus mayores esfuerzos. Las personas que logramos salir primero, empezamos a ayudar al resto de desafortunados. Fue aquí cuando viví el gran sentimiento de comunidad y ayuda al prójimo en el momento más necesitado. Cuando toda la gente con vida salió del bus, empezamos a caminar hacia la carretera para buscar un auto que nos ayude. Voltié a mirar a lo que en su momento fue un auto de carreras y el deplorable estado de chatarra en que terminó. No creía en ese instante que logramos salir con vida de ahí.


Caminábamos agitados con mi amigo por la carretera y un auto lleno de turistas paró y se ofreció llevarnos hasta la próxima localidad cercana. No se que aspecto teníamos en ese momento, pero en un auto con capacidad para 5 personas, que ya tenia 7 pasajeros, hicieron espacio para 2 desafortunados más.


Volví a la costa del Ecuador muchas veces luego de ese accidente. Veía varias líneas de buses pasar. Pero nunca volví a ver buses de la línea COSTA DEL PACIFICO. Creo que nuestro pequeño episodio fue un precedente importante para el fin de esta línea de transporte, pero también para el nacimiento del gran sentimiento de culpa y responsabilidad por parte de sus dueños.


El ser sobreviviente de un accidente de bus te llevar a reflexionar sobre muchas cosas, la vida se puede ir en cualquier momento y sientes una gran impotencia cuando no es tu culpa y no puedes hacer nada para controlarlo. Ahora pienso más de una vez en que profesional del volante confió mi vida antes de embarcarme en un nuevo viaje.

3 comentarios:

  1. Amigo Jay, que bueno que no te pasó nada esa vez(bueno no mucho) y que sigues vivito y coleando para contar tus aventuras que están muy bien contadas! Besos

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  2. Lei tu relato, y me he quedado con muy pocas palabras de la admiración que tengo sobre tu accidente. pero me he quedado con menos palabras aún después de saber que, el siguiente vije en bus a la costa, lo hiciste conmigo... Esto, todo esto, tiene ahora mucho más significado de lo que tuvo entonces, cuando seguramente me contaste tu accidente y yo despistada tal vez no te presté mucha antención, o es también posible pues que, 8 años no pasan en vano. Relatos como los tuyos, experiencias "ajenas" del pasado, hacen que hoy yo piense sobre la manera en que moví mis fichas, decisiones tomadas que quien sabe si habrán sido las correctas. Sólo hoy puedo sentarme a reflexionar sobre eso y a recordarte de nuevo como lo hago frecuentemente... pero ubicarte hoy como una persona excepcional de mi vida y estar agradecida por los momentos que hemos compartido. Siente este fuerte abrazo..! Ma. Isabel

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  3. Hola Juanja! Acababa de escuchar tu relato en vivo y en directo, pero ahora que lo leo me parece mucho más fuerte. Aún así pienso estás omitiendo información importante... como que no es el único accidente de bus del que has salido vivo, y que además te has caído 3 metros de un techo. Por eso eres ... "The Unbreakable"

    Carolina

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