miércoles, 1 de abril de 2009

como PROTAGONICE un TrAmItE PuBliCo sin AUDICION previa


No he conocido a ninguna persona que le guste realizar trámites públicos. Muchas veces evitamos hacer una gestión de este tipo. En alguna ocasión pensamos en recurrir a los tramitadores, profesionales expertos en la materia. Pero cuando es cuestión de trámites públicos, tendemos siempre a buscar alguna excusa para postergarlos hacia otro día. Pero no siempre nos damos cuenta, que existe una forma eficiente de realizar el trámite de una mejor manera.

Necesitaba renovar mi residencia de extranjero y averigüé todo lo necesario para hacerlo. El otro día fui con una amiga colombiana muy querida a realizar el trámite muy temprano en la mañana. Nunca pensé que el realizar un trámite público tan necesario para mi, iba a convertirse en una total aventura.

Llegamos a las siete de la mañana, media hora antes de que empiece la atención al público. Tuvimos en mente el clásico dicho, al que madruga Dios le ayuda, pensando que por llegar temprano nos iban atender con mayor rapidez. Pero lo que vimos al llegar nos dejo totalmente angustiados.

Había una cola de gente con una extensión de cinco cuadras de ida y vuelta. En la cola de espera había personas de varias nacionalidades y edades, pero con un mismo propósito en mente. Levantarse temprano ese día y probar la misma suerte que nosotros. Desafortunadamente ninguno de nosotros estaba al tanto, que una radio paraguaya había difundido rumores falsos de que iban a interrumpirse las radicaciones para ciudadanos paraguayos. Nos dimos cuenta con mi querida amiga colombiana, que el autor de estos rumores falsos quería conseguir algún dinero fácil de por medio.

Sin embargo decidimos esperar un rato para ver que tan rápido avanzaba la cola y como iba se iba a desarrollar nuestro día. Me acerqué a la parte delantera de la cola para relevar noticias frescas sobre la situación próxima a la puerta de ingreso. Ahí fue donde fui testigo de algo que llamó mucho mi atención.

Había una señora que llevaba una camiseta rosada entallada a su exhuberante cuerpo. Recuerdo mucho ese color, ya que fue el que identificó a la protagonista de la eliminación racial. La señora empezó a recorrer la cola de espera desde el principio y sacaba de la cola a las personas asiáticas. Recuerdo que decía claramente…. Chinos Afuera!! El día de hoy no se va atender a chinos! El día de hoy no se entregará turnos de atención a personas asiáticas!... Pude ver la cara de enojo de ciertas personas y una cara de desesperación de los seres afectados, al no entender bien que sucedía.

La protagonista de la eliminación racial continúo recorriendo toda la cola de espera. Cuando se identificaron a todos los desafortunados de raza asiática, se empezó a indagar otras nacionalidades. Ciudadanos inocentes de Centro América, de países como Guatemala, México, Nicaragua fueron también expulsados abruptamente de la cola de espera, indicándoles que no se les iba a atender ese día. Creo que al darse cuenta que las personas de dichas nacionalidades hablaban el mismo idioma que la protagonista de esta inusual práctica, no se atrevió a tratarles con el mismo desprecio e indiferencia que a las personas ya discriminadas.

La cola empezó a avanzar y luego de tres horas pudimos ingresar finalmente a las oficinas de Migraciones. Al llegar al cubículo donde entregaban los turnos, pensé que mi suerte iba a cambiar, la camiseta rosada que se presentaba al frente mío me parecía conocida. La señora nos indicó tajantemente que no se iban a entregar más turnos para renovar residencias ese día y que no podíamos hacer nada al respecto.

Me costó entender porque nos habían hecho esperar más de tres horas afuera de las instalaciones, si no nos iban a atender. Fue más difícil para mí entender, porque nos dejaron ingresar a las instalaciones, si nos iban a dejar parados sin solución alguna. La protagonista de la eliminación racial nos dijo que la única solución que podía darnos era volver al día siguiente a probar suerte; o empezar a hacer la cola de espera desde ese momento para ganar un mejor puesto de ingreso.

Esta situación me pareció una injusticia muy grande y pensé que si me enfadaba con la señora de rosado no iba poder resolver mi necesidad. Así que decidí analizar cuál era la situación a tratar y cuál iba a ser mi plan de acción para resolverlo.

Afortunadamente yo había acudido a las oficinas de migraciones hace unos dos meses atrás para realizar el mismo trámite. Esa vez no fue posible renovar mi residencia, ya que algún desafortunado que tiene mi mismo nombre, era buscado por la policía. Tuve primero que resolver el homónimo que tenía ante la policía federal, para regresar a realizar mi trámite. Pero de esa vez que vine con anterioridad, entablé un buen trato con la persona que me atendió. Así que decidí pasar a saludarla.

Me acerqué con mi querida amiga colombiana al puesto donde atendía la persona que me acudió la vez pasada en la oficina de migraciones. Le saludé muy amablemente y le mencioné que tenía que realizarle una pequeña consulta. Ella respondió el saludo con la reciprocidad y me indicó que por favor espere, mientras terminaba de atender a la persona que estaba con ella. Creo que el ser siempre amable y educado con las personas de servicio al cliente, me trae buenos resultados para el futuro.

Cuando me pidió que me acerque, le conté cuál era mi gran necesidad para realizar el trámite y como se desarrolló toda mi aventura antes de pasar a saludarla. Ella me escuchó con empatía y decidió ayudarme a realizar mi trámite. Creo que la cara que puse en ese momento, demostraba el gran alivio que sentía.

Mientras realizamos mi trámite migratorio entable una conversación muy fluida con la señora que me atendió. Le conté porque había venido a la Argentina y que estaba tan contento que decidí quedarme. Ella fue muy amable conmigo y continuamos charlando agustamente a largo de todo el papeleo. Yo a su vez, tenía en mente, que atrás mió estaba mi querida amiga colombiana, y que mi propósito de ese día no estaba cumplido hasta que ella también realice su trámite.

Distinguí el momento preciso en la conversación con la señora de migraciones, para contarle algo muy importante que me había sucedido en la Argentina, era la oportunidad para así probar mi suerte. Le comenté que era sorprendente para mí el estar tan contento en su país, pero que de pura casualidad de la vida había conocido a una increíble chica colombiana. La señora de migraciones se maravilló con la historia y me contó que una gran amiga suya argentina vivía en Alemania y que había conocido a un chico uruguayo. Estaba tan sorprendida que esta casualidad de la vida me había sucedido a mí también. Ahí fue cuando me di cuenta que era el momento clave para resolver la situación de mi querida amiga colombiana.

Le mencioné a la señora de migraciones que mi novia colombiana era la chica que se encontraba parada detrás de mí. Me dijo que se dio cuenta que era mi novia, por lo pendiente que estaba de mí y la cara de preocupación que tenía porque se resuelva mi trámite. Le conté a la señora de migraciones que mi novia colombiana estaba en mi misma situación que yo y que habíamos venido desde muy temprano en la mañana. Pero que desafortunadamente ninguno de los dos, habíamos conseguido un turno de atención. Estábamos dispuestos a esperar el tiempo necesario, para que nos ayude a realizar el trámite de mi novia colombiana. La señora de migraciones accedió muy amablemente a ayudarnos y nos indicó que nos sentáramos a esperar en la primera fila.

Creo que nunca me voy a olvidar la cara de alivió y alegría que tenía ese momento mi novia colombiana. Ella se dio cuenta de que ese día fue el momento indicado para que empiece nuestro tan corto pero intenso noviazgo. Nos sentamos a esperar en la fila de enfrente, protagonizando al máximo el papel de novios necesitados por cumplir nuestro propósito.

Luego de haber realizado el trámite nos dirigimos a esperar que nos entreguen la tan esperada residencia. Escuchamos un ruido muy fuerte y nos acercamos a la ventana a curiosear un poco. Un empleado de migraciones nos indicó que era una protesta que pasaba por la calle. Nos dijo que era algo muy normal, debido al encontrarnos en un edificio público esto pasaba muy a menudo. Nos advirtió también que mantuviéramos la calma, ya que para apasionar un poco toda la aventura que protagonizamos ese día, la protesta se dirigía hacía ahí.

Empezamos a escuchar que el ruido de bombos y platillos cada vez se hacía más fuerte y notable. Vimos que un grupo de personas entraron al edificio y reclamaban con gran imponencia por mejores derechos para los trabajadores de migraciones. Lanzaban papelitos volantes con mensajes de reclamo. Mi novia colombiana y yo estábamos muy sorprendidos y pensamos que lo único que nos faltaba para cerrar el día, era ser espectadores de una protesta gremial en la primera fila de platea baja.

Luego de hacer un poco de ruido y convocar a la reflexión de los compañeros de migraciones, la protesta se convirtió en una asamblea extraordinaria. Las personas que atendían en la oficina de migraciones dejaron de cumplir sus funciones diarias y se congregaron junto a la delegada sindical, para ser partícipes de la asamblea por sus derechos como trabajadores. Yo miraba a mi novia colombiana y no sabíamos realmente que iba a suceder en ese momento. Luego de que la asamblea llegó a su fin, con toda la naturalidad del mundo, volvieron los empleados de migraciones a continuar con sus responsabilidades.

Cuando finalmente se desvanecieron los bombos y platillos, mi novia colombiana y yo teníamos la gran incertidumbre de si realmente íbamos a lograr terminar el trámite. Pensábamos que luego de una gran manifestación de reclamo, como la que vivimos ese día, nos iban a decir que teníamos que volver al día siguiente para finalizar la gestion.

El momento en que nos entregaron el documento en la mano, no lo podíamos creer, estábamos tan contentos porque habíamos conseguido nuestro propósito de tan larga lucha. Pero a su vez le miré fijamente a los ojos, porque también sabíamos, que nuestra corta, pero intensa relación amorosa iba a llegar a su final. Creo que nunca vamos a olvidar todo lo que vivimos ese día y la gran aventura que recordaremos, cuando escuchemos que alguien tiene que realizar un trámite en la oficina de migraciones.

3 comentarios:

  1. que bestia uani!!! q fuerte situación! pero en fin q suerte y q buena táctica la tuya... por que sino creo q tu seguirías haciendo fila.
    Y la persona que le contaste lo q sucedio no hiso nada respecto a la persona de rosado q descriminó a tanta gente???

    ResponderEliminar
  2. Finalmente todo lo vivido aquel día no fue en vano. Por fin los responsables de migraciones tomaron conciencia por la gente. Era inhumano trasnochar en la calle para conseguir un turno de atención. Ahora si parece que están tratando a los inmigrantes como personas.

    http://www.clarin.com/diario/2009/04/15/um/m-01897714.htm

    ResponderEliminar