martes, 12 de mayo de 2009

COMO ReToRnE a la pIsTa de CARRERAS!!


Siempre me he sentido atraído por la velocidad. Es una sensación muy desafiante que te da cierto poder. La adrenalina que despierta la velocidad, alimenta tu ego por querer cada vez más. Cuando corres una carrera estas totalmente enfocado en cuál va a ser tu próxima maniobra y como hacer todo lo posible para evitar un accidente. Nunca he tenido un accidente que haya sido por mi culpa. Pero la emoción vibrante de una pista de carreras te hace pensar, que el pavimento en cualquier momento te puede llegar a traicionar.

Disfruto mucho al conducir un auto. Cuando vas manejando por la ruta tienes la cabeza enfocada en el camino. Es una sensación de relax el disfrutar la brisa de la velocidad. Claro está que hay profesionales al volante que no tienen la mínima conciencia para conducir, pero ese es un tema para otra oportunidad. En una autopista con muchas curvas, disfrutas aun más al virar el volante y sentir que puedes controlar tu destino sobre ruedas. Pero cuando tienes la oportunidad de manejar un Go-kart, estas expuesto a muchas sensaciones diferentes.

El otro día salimos de paseo con mi grupo de panas por el fin de semana. Buscamos un lugar chévere para aprovechar al máximo nuestro tiempo juntos. Pensamos que una buena distracción era ir a un kartódromo para correr unas carreritas. Estábamos muy entusiasmados por subirnos a los Go-karts, sentarnos tras el volante y desafiar al máximo la velocidad. Queríamos divertirnos muchísimo aquella tarde en la pista de carreras.

Mientras los organizadores preparaban la carrera e ubicaban a los participantes, nos sentamos con mis amigos a tomar una gaseosa y platicar un rato. Cada uno salía con un chiste cada vez mejor, se sentía que los ánimos por subirnos a la pista iban cada vez en aumento. Tengo un buen amigo que no le gusta mucho manejar. Creo que no disfruta tanto la velocidad y todos los riesgos que implica el estar trás el volante. Nos contó una historia que en ese momento despertó mucha gracia, pero empezó también a calentar los ánimos de aquel lugar.

La última vez que yo corrí en Go-karts fue hace unos 10 años atrás. Es algo que me gusta mucho hacer y siempre he querido tener la oportunidad de volver a correr. -Nunca me había chocado en mi vida- empezó relatando mi amigo. –Pero ayer me choqué dos veces- decía mi amigo, mientras le escuchábamos incrédulos. Un par de risas estallaron entre los muchachos. Escuchábamos con mucha atención a la historia de mi amigo y pensábamos que la mala suerte definitivamente estaba de su lado. Esto creó un ambiente de sano humor antes de empezar la carrera.

Cuando los grupos ya estaban definidos, los participantes agarraron sus cascos y tomaron sus lugares correspondientes. Comencé a sentir el volante y los pedales para volverme a familiarizar. Puse mi mente en blanco y empecé a escuchar con atención el sonido del motor. El pana de la pista de carreras estaban por agitar la bandera para que estallé la largada inicial. Los motores empezaron a sonar con más fuerza y los Go-karts empezaron a salir uno tras otro.

Yo salí último y empecé a sentir la velocidad de mi Go-kart poco a poco. Era una sensación diferente, me gustaba sentirme con las manos al volante y capaz de impulsarme a una gran velocidad. Mientras recorría la pista de carreras, escuchaba las risas y comentarios de mis amigos expectadores. –Parece que este pana se vino a pasear- escuchaba bromear a los muchachos. Pero yo iba felizote, sintiendo la velocidad con calma hasta sentirme seguro de expulsar la adrenalina de mi coche. No obtuve los mejores resultados en mi primera carrera de familiarización, pero estaba seguro que en mi segunda carrera iba a demostrar un mejor papel. Tenía que sorprender a los chicos de alguna forma.

Cuando llegó el momento de volver a los coches, yo ya me sentía mucho más canchero y estaba seguro que los resultados iban a cambiar. Me senté en el Go-kart y mientras escuchaba rugir al motor, estaba pensando en cuál iba a ser mi estrategia en el recorrido para tomar las curvas y no perder velocidad. Tenía que hacer lo imposible para no dejarme rebasar. La carrera comenzó con la máxima emoción posible. Cada uno de los chicos aceleraba su Go-kart y tenía todas las ganas de volar sobre el pavimento. Empecé a acelerar con fuerza y trataba de hacerme lugar entre el grupo de guerreros que buscaban destacar. Había una curva muy cerrada cerca del final del recorrido, me di cuenta que si tomaba la curva bien abierto, lograba derrapar y agarrar la curva sin perder velocidad. El controlar altas revoluciones, me daba una sensación de seguridad en cada una de mis maniobras.

Empecé a escuchar el fuerte ruido de un motor. Había un Go-kart que se aproximaba hacia mí. Voltié la cabeza y vi que uno de mis amigos se disponía a rebasarme por el lado derecho antes de entrar a la curva. –Este pana esta loco- pensaba dentro de mí. –No se como va a lograr rebasarme por ahí- quería gritar a todo el mundo a mi alrededor. De repente vi que el rufián al volante tenía toda la decisión para realizar su maniobra. Yo viré el Go-kart bruscamente para dejarle pasar. Pero el Go-kart de mi amigo nunca viró por el lado derecho de la curva. El no podía disminuir la velocidad y yo sabía que algo malo podía pasar.

Mientras completaba la curva, vi que el auto de mi amigo se fue derecho y se estrelló contra la pared de neumáticos. Tuve la intención de parar, pero el resto de los autos venían y yo podía causar una gran colisión. Decidí dar la vuelta a la pista rápidamente, para así regresar a ver a mi amigo. Afortunadamente, no puedes volcarte en un Go-kart y el impacto contra la muralla de neumáticos fue algo menor. Vi que uno de los panas del establecimiento estaba ayudando a mi amigo y que ya le estaban trayendo otro Go-kart. Ese momento sentí un gran alivio porque sabía que no le había pasado nada a mi pana. La carrera tenía que continuar.

Yo seguí dándole a full al acelerador. Sentía como me tiraba cada una de las curvas. Cuando sentía el derrapar de los neumáticos, disfrutaba la adrenalina por entrar y salir de cada curva. Llegué al final de la carrera en un tercer puesto. Mejoré notablemente mi desempeño en la pista de carreras y pude convencer a mis amigos que no estaba disfrutando de un paseo dominguero familiar.
Desafortunadamente se había cortado el cable del freno del Go-kart de mi amigo y no pudo controlar la curva final. De ley nos vamos a acordar, el gran susto que nos llevamos todos en ese momento. Pero la emoción de vivir la velocidad y disfrutar un momento tan chévere entre amigos es algo que va a quedar guardado en nosotros.

Cuando vas manejando, sientes un gran poder al saber que eres el señor del volante. Debes estar consciente que ese poder, lleva consigo una gran responsabilidad. Cuando estas corriendo carreras en una pista de Go-karts te mueres de la risa con la velocidad, pero cuando estas manejando un auto es algo que debes aprender a controlar. Tienes que estar muy atento a tu camino, pero tienes que estar más despierto por las imprudencias que los demás podrían cometer. No vaya a ser que por mala suerte, alguien que se haya chocado dos veces en el mismo día, se avecine hacia ti.

2 comentarios:

  1. Cuando unas carreritas brother???? Para ensenarte a quedar primero y que no te hueveen tus panas del paseo dominguero!!!! jaja!!! Brother los karts y todo lo que tenga motor y ruedas es lo maximo y es complicado expresar lo que sientes cuando sabes que estas al borde de matarte o hacer uno de esos ¨stunts¨ que van a quedar grabados en tu memoria y la de tus panas, especialmente en los Enduros polémicos que son un constante adrenaline rush!!!!!
    Espero que practiques en este tiempo y cuando llegues pa Diciembre llevarte a los del Teleferico y darte unas clasesitas, por ser tu podría pensar en dartelas gratis!!!!
    Suerte batero y portarse bien!!!
    Bates

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  2. juan...http://coescrito.wordpress.com/
    me gustaron mas las otras entradas...

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